viernes, 26 de junio de 2015

miércoles, 24 de junio de 2015

Dos al vuelo y Chacharramendi en La Escuelita




Visita del escritor Juan Guinot al Punto de Cultura Asociación Civil EPEBA
En el marco de actividades que fortalezcan los Puntos de Cultura que forman parte de la red, el escritor Juan Guinot (participante de la colección Leer es futuro, publicada por el Ministerio de Cultura) visitó el Punto de Cultura EPEBA (Educadores Populares para una Escuela Barrial Alternativa) que, en el marco del programa, lleva a cabo el proyecto de fortalecimiento de la revista “Crónicas barriales”.
Durante la visita, los chicos/as trabajaron temas que desarrollan con los docentes en los proyectos de biblioteca y otros talleres. Además de leer parte de su obra, los participantes entrevistaron al autor, tomando un “rol periodístico”, en torno a cuestiones que hacen al oficio de escribir hasta aspectos vinculados a “su vida personal”.
En el contexto de la visita la organización también recibió aportes de materiales didácticos y libros para su biblioteca.
¡Gracias Juan por la visita, y felicitaciones a los chico/as y docentes por tan compartir esta experiencia!

domingo, 21 de junio de 2015

domingo, 14 de junio de 2015

Chacharramendi en La Pampa - Radio Kermes por Matías Sapegno

Parar las antenas de la percepción

publicado Junio 13, 2015
En el espacio "Tu Macondo. Esas noticias que no le interesan a nadie", que cada viernes tiene lugar enRadiocracia, Matías Sapegno y Verónica Mac Lennan entrevistaron a Juan Guinot, escritor oriundo de Mercedes, provincia de Buenos Aires, que este año ganó el Premio de la editorial Sigmar de literatura infantil, con su novela “Chacharramendi”.
- Nos intriga muchísimo el porqué del nombre de tu novela.
- Primero quisiera contar que la novela es infantil. Y en ese contexto, cuando me decido a escribirla lo primero que pienso es que quiero que el título sea “Chacharramendi”, que es un pueblo, una ciudad, que yo me cruzo desde hace muchos años cuando voy al Bolsón.
Yo soy mercedino pero hace 30 años que vivo en Villa Crespo, en Ciudad de Buenos Aires. Pero Villa Crespo, El Bolsón y Madrid son mis 3 lugares en el mundo. Y durante muchos años pasé por Chacharramendi y nunca paré. Y me intriga un montón, porque en los viajes hago el cálculo de cuánto me estoy distanciando de Chacharramendi por si me quedo en el desierto. Entonces es un imaginario enorme.
Y después, me pasó que viniendo desde El Bolsón, el colectivo se rompe en el desierto y estuve 18 horas esperando que traigan el repuesto y el chofer decía, “bueno, pero estamos a 2 horas de Chacharramendi”. Era como la aspiración de salvación, ¿no?
- Y en esta novela, que habla de un chico de 6 años, que sus padres se acaban de separar y que está en la escuela y tiene dificultades para leer y escribir, ¿qué relación hay entre ese nene y Chacharramendi?
- La historia es así: un chico que vive en Buenos Aires, con los papás recientemente separados y toda la novela la cuenta el chico. Él está en 2° grado, tiene 6 años para 7 y tiene una demora en la escritura. Es una novela que arranca con mucho silencio, con muchos puntos no dichos y con una inquietud del chico de empezar a ponerle palabras a esta situación.
Y él tiene un primo que vive en Neuquén, que es más grande y que sabe leer y escribir, y tiene la expectativa de que el primo venga o ir a visitarlo, para poder completar las palabras y las ideas que tiene. Que es básicamente lo que hacía con sus padres cuando estaban los tres juntos. La mamá hacia títeres y el papá escribía las historias. El niño tiene la ilusión que si el escribe las ideas que se le ocurren, los tres juntos van a volver a hacer obras de títeres en el parque. Con esa ilusión busca las palabras y espera expectante el encuentro con su primo.
Y en la historia pasa que su mamá lo espera afuera del jardín y cuando sale le dice que se van a Neuquén a ver a su primo.
- La sonoridad de la palabra también invita, ¿no?
- Si, hay una escritora bahiense que me dijo una cosa hermosa: “es una palabra canción”.
- Y una periodista te dijo en una entrevista que era una palabra que “hacía cosquillas”
- Sí. Es hermoso. Yo me imaginaba a los chicos jorobando con el “cha cha – rra rra”. Yo pienso mucho los títulos de mis libros porque creo que ancla un montón y que tiene que ver con la personalidad del libro.
- Nuestro nombre de la columna es “Esas noticias que no le interesan a nadie”. Y leí algo muy interesante que dijiste en una entrevista, y que tenía que ver con que “a los adultos no nos interesa la visión que tienen los chicos sobre la muerte”. ¿Cómo es eso y cómo lo planteas en la novela?
- Básicamente que lo hablen, que lo cuenten. Yo tengo un hijo que tiene 6 años, al cual escucho mucho y estoy atento a su voz y me ayudó muchísimo para escribir la novela. Y por otro lado, viajé y me fui conectando con mi Juan de 6 años.
 A esa naturalidad, de “antena abierta”, donde las cuestiones se perciben sin mucho prejuicio, permite un abordaje de temas de una manera maravillosa, con mucha luminosidad. Por más que sea cuestiones oscuras, ¿no? Como puede ser la muerte o el divorcio. Particularmente y respecto de la muerte, me parece que nos hacemos los sotas porque nos da miedo. Y si lo pudiéramos trabajar con mayor naturalidad, como los chicos, sería solo la certeza de saber que morimos y que es ineludible. Pero en cambio, construimos con eso todo una aparatología de temores y miedos, que tienen que ver con una secuencia vital en la que vivimos enfrascándonos en situaciones de temor y después, las operaciones sociales de manipulación (como las propagandas) que trabajan también desde ese lugar de miedo para condicionar nuestros actos.
- De eso temas conoces mucho porque has laburado en las grandes ligas del marketing, ¿no?
- Yo laburé en Arcor desde los 25 a los 31 años. A los 28 años era gerente de marketing. Y además me formé y di clases en posgrados. Pero hay que pensarlo en lo cotidiano, porque siempre pensamos en las grandes empresas y nos volvemos un poco conspirativos, pero también tenemos que pensar en nuestras responsabilidades. Porque cuando viene tu hijo y te pregunta el “porqué” de algo y vos le contestas “porque sí”, cuando en realidad estaría buenísimo que nos sometamos a un sistema de “porqués”. El adulto tendría que entrar en la mecánica del niño, ponerse más blando y mucho más abierto al cambio, creo que eso tiene mucha más ganancia. Pasa que la primera instancia, es lo que veo, da miedo. Porque cualquier movilización de estructuras en las que uno está asentado en un plano de seguridad, da miedo.
- ¿A los 13 años quisiste ir a la guerra de Malvinas?
- Sí. Me aliste pero no me llamaron.
- ¿Cómo, dónde te anotaste?
- En la municipalidad de Mercedes. Yo escuchaba en las radios que te podías alistar y entonces, no les dije nada a mis viejos, y fui y me anoté. Con esa historia escribí otra novela que se llamó “A la guerra del gallo” que se publicó en España y que se trata de un chico que se alista para ir a la guerra, nunca lo llaman y se queda con las ganas de pelear. Se autoforma como un rambo y en un futuro próximo, en el 2022, emprende una epopeya para liberar el Peñon de Gibraltar.
- Comentemos que Juan Ginot es uno de los pocos escritores argentinos que se dedica a la ciencia ficción.
- Sí, me gusta mucho el género.  Star Wars me influyo muchísimo. Calculen que la vi en el 78´en un pueblo con mis viejos. Después me fui enterando, cuando vino la democracia, que ellos militaban en política y que en mi casa estaba todo medio tapado. Pero en ese momento ellos estaban militando y le daban mucha importancia a la ecología, algo en lo que los milicos no se metían. Y para mí, los contaminadores eran las “fuerzas oscuras”, Darth Vader, el imperio y la fábrica de Mercedes que hizo mierda el río. Entonces cuando vi Star Wars entendí y dije “ah, ellos son el lado oscuro de la fuerza y nosotros somos los rebelde”. Además me gustó mucho la cuestión imaginativa, los universos que creaban y me permití enganchar con metáforas las cosas que a mí me pasaban. Y lo internalicé mucho, me ayudó mucho en ese momento. Y después me di cuenta que lo usábamos para decir cosas que nos se podían nombrar en ese momento. De hecho, a Star Wars le hice un homenaje en otra novela que se llama “Misión Kenobi”.
- ¿Cómo se consiguen tus libros?
- Chacharramendi está en todos lados porque Sigmar, por suerte, tiene una distribución enorme. No es caro, es bastante accesible y además tiene una gráfica hermosa. Misión Kenobi se puede conseguir a través de la Exposición de la actual narrativa rioplatense, que es un colectivo de editoriales. Y las otras 2 novelas mías están en España. Yo tengo dos editoriales que me publican en España, que son Cazador de Ratas y Calentura, que todavía no llegaron a Argentina.
Hablás mucho de las “antenas de la percepción”, de capacidades de percepción, incluso decís que el miedo limita la capacidad perceptiva, ¿qué anticuerpos tenés vos, en la adultez, para mantener las antenas bien prendidas?
- No sé. Cuando decidí irme de Arcor y dejar de ser un ejecutivo marketinero, que era mi ambición cuando empecé a estudiar, fue porque me di cuenta de que me estaba yendo para cualquier lado, que no me interesaba el lugar donde estaba plantado. Y en ese momento me sugirieron hacer yoga y empecé y sigo desde hace un montón de años. Esa sería para mí un anticuerpo. 
Pero hay que hacer búsquedas, hacerlas con la apertura mental de saber que a veces no son las tuyas pero que probas. Cada uno tiene que ir buscando su camino. A mí me sirvió un montón pero no sé si a todo el mundo le va a servir lo mismo que a mí.
 Cualquier conexión te puede ir metiendo en un lugar más hacia el interior y con temas más, no sé si espirituales, pero que tienen que ver con qué corno vinimos a hacer a esta tierra y qué misión queremos llevar adelante o con cuál te sentís identificado.
A eso me refiero con las “antenas de la percepción” que tenemos cuando somos chiquitos y que te cierra cuando ya sos grande. Propongo que hagan, a la noche, el ranking de los temas que gobernaron su día, escríbanlos, léanlos tranquilos, con un mate o un té, léanlos antes de dormir y fíjense si ellos tienen que ver con las temas que a ustedes les motiva.
Porque cuando vos vas muy a contrapelo de las cosas que te motivan, es muy jorobado vivir así. Terminas afectándote a nivel salud. Por eso digo, a mi yoga me ayuda mucho. Me ayuda mucho escribir, también.
Cuando decidí irme de empleado “full life”, como dicen ellos, toda la vida para eso, era porque necesitaba espacio para escribir, no sabía bien para qué todavía, yo había dejado de escribir por enfocarme en los estudios y cuando deje el trabajo, me reencontré con la escritura.
La amistad de Fogwill fue maravillosa porque él aparece en mi vida por el marketing y era un tipo que escribía y ahí empiezo a leer sus libros y a enterarme de cosas, y él me sugiere ir a lo de Laiseca.
Yo actualmente estoy estudiando dramaturgia  y escribo teatro. Es decir, son todos caminos de búsqueda para mí, y poder dar con maestros. Y sobre todo, manejarse con ese maestro que tenemos todos dentro y que nos dice “che, estamos en ésta. Vamos a hacerla”.
- Justo mencionaste la palabra maestro y yo pensaba en la educación pública y en alguien como vos, que se comunica con los pibes a partir de los libros, en toda la situación de crisis que se difunde y se habla de que los pibes no leen, de que la escuela está mal, etc., ¿los pibes están leyendo menos? ¿Hay una situación de crisis de la escuela? ¿La escuela es el vínculo para esa búsqueda que vos estás mencionando?
- La primera escuela es tu casa. ¿Los padres leen? Y no lo digo a nivel de crítica negativa, lo digo para que lo analicemos. Si la foto es que toda tu preocupación diaria, suponte, es ir  a andar a caballo, el pibe por ahí se identifica con eso o por ahí lo rechaza, que pasa también y por ahí le gusta más remar. Hoy acceso a la lectura hay un montón. Podes leer desde la compu, por internet.
No sé. Yo participe de una colección que hizo el Ministerio de Educación, que se llama “Leer el Futuro” y los libros están en papel, en formato digital y son todos gratuitos. Lo cito como un ejemplo para empezar a conectar lo público, a los maestro, con las computadoras de los chicos que tienen hoy y que pueden acceder. En segunda instancia está la escuela pública y la escuela en general. Y ahí viene otro desafío, que tiene que ver con el docente que se planta frente a los chicos para que lean. Y no sé, yo no sigo bien qué hacen pero sí sé que hay docentes que están haciendo unas cosas buenísimas. Y bibliotecarias, que parece que hay bibliotecas que parecen cementerios pero hay gente generan actividad y que han metido internet en las bibliotecas y le buscan la vuelta para que los chicos se queden un rato ahí… y que no tiene nada que ver con las bibliotecas que conocimos nosotros cuando éramos chicos, ¿no? Yo en eso no me pongo en un plano oscuro, de crítica.
Creo que lo que hay que hacer es generar estímulos. El estímulo es clave. Si tenemos estímulos por querer saber qué pasó con la historia, querer saber de anatomía, de geografía, etc., Esta el libro y está la vida. Disociarlo sería un gran error. Y después, cada uno… el caso del escritor, que nos gusta mucho hablar, y me estoy dando cuenta ahora, me gusta mucho encontrarme con gente, salir, no estar encerrado aislado del mundo, cada vez que me toca ponerme delante de los pibes lo disfruto enormemente y la peleo a full para dejar motivaciones por todos lados. Abrir el campo para que se reproduzca. Y en eso sí es una invitación que puedo llegar a hacer yo al maestro, al que se dedica y puede estimular la lectura… siempre digo que “no hay que ser canuto”, si vos lees un libro y te gusta, contalo en la clase. Capaz que no resuena ahora pero si en unos años. No ser canuto y no ser careta. Si vos estas dando clases en la escuela y no estás en la situación que te gustaría o estás dando literatura y te moviliza dar algo romántico, no pasa nada, dale a eso. ¿Te moviliza la aventura? Metele con la aventura. Te interesa una lectura que puede inquietar una mente un poco más despierta, revolucionaria, crítica, dale unas frases de alguien. Me parece que garpa mucho más cuando te conectas con lo que te motiva frente a una enseñanza, porque ahí logras un campo mucho más colectivo, más fuerte y que va mucho más allá de lo que plantea una currícula.
ilustración de Rocío Soledad Alejandro para el libro "Chacharramendi"

miércoles, 10 de junio de 2015

Chacharramendi en Diario Registrado

CULTURA // CHACHARRAMENDI

Guinot: "Los adultos se dan poco tiempo para enterarse qué piensan los chicos de la muerte" 

Por Mariana Kozodij // Martes 09 de junio de 2015 | 12:07

12:07 | El escritor, cuyo libro ganó el Primer Premio Sigmar 2015 a la literatura infantil y juvenil, nos trae una historia con la cantidad de condimentos perfectos para atrapar a lectores de todas las edades.
Un niño de seis años está atravesando la separación de sus padres. A partir de sus observaciones cotidianas nos adentramos en las variaciones en su rutina, en la diferencias de vivir con mamá o con papá.
 La necesidad de escribir está latente en el pequeño desde un comienzo y se acrecienta más cuando le dicen que van a ir a "visitar" a Chato, su primo que escribe bellas historias pero que está enfermo.
 Comienza la adrenalina de un viaje, en el desierto pampeano, en el que la familia vuelve a ser de a tres. Un hecho mágico, un nombre que al pronunciarlo hace cosquillas y la pregunta de quién enseña a quién a la hora de enfrentar la vida y la muerte.
 Una novela que atrapa no solo por su lenguaje claro, que en ningún momento resulta condescendiente ante la mirada infantil sino que la representa con ese mundo lleno de preguntas y sinceridad. Chacharramendi- con ilustraciones de Rocío Alejandro-  es de esos libros infantiles que dan ganas de leer una y otra vez aunque hayamos dejado la infancia hace rato.

Hablamos con su autor...

- ¿Cuál fue el disparador- si es que hay- para escribir Chacharramendi?
Juan Guinot (JG)- Tenía muchas ganas de meterme en la cabeza de un niño para saber qué podría pensar y decir un chico que está viviendo el proceso de separación de sus padres. En ese sentido, jugué la idea de lo no dicho, los vínculos empantanados y cómo eso repercute en el niño. En Chacharramendi el narrador no puede leer ni escribir cuando sus compañeros de segundo grado si lo hacen.
- ¿Conociste ese pueblo pampeano que le da nombre a la historia?
JG-Me encanta visitar El Bolsón y siempre pasé por Chacharramendi, pero nunca entré. Solo una vez se rompió el micro en el que iba y pasamos 24 hs en el desierto, a una hora de Chacharramendi, esperando a que traigan el respuesto.
- Y ¿qué te atrajo entonces? Es un nombre muy musical...
 JG-Definitivamente. Hace unos días Valeria Tentoni me dijo que es una "palabracanción" y me encantó. Lo primero que escribí fue Chacharramendi. Hice punto y aparte y empecé con la novela.
- Si bien la trama está pensada para un público infantil también está muy presente el universo del adulto  ¿cómo fue manejar el equilibrio entre uno y otro mundo considerando que trabajaste desde la mirada del pequeño?
JG-Justamente la mirada del chico me permitió esa perspectiva, la del narrador que está en el medio, sin tomar partido más que por su pulso vital. A su vez, el niño como un emergente de la trama vincular, con manifestaciones que dan cuenta de proceso de duelo que trae una separación en los tres integrantes de la familia.
- Hay un momento en el que la trama hace un quiebre hacia la ciencia ficción, uno de tus caballos de batalla como escritor ¿lo tenías pensando desde un primer momento o es algo que se dio en el devenir de la escritura?JG-Creo en la sensibilidad de los niños y en el estado de conciencia ampliada que portan, una especie de antena que agarra todas las señales de múltiples dimensiones. Cuando crecemos mandamos la orden que la antena  se imante y se le pegan todas las pavadas; la capacidad de percibir languidece. La entrada de lo fantástico en Chacharramendi tiene que ver con esto, este chico de seis años que puede entrar a una nueva  dimensión, hacer una especie de viaje astral y dar un salto de crecimiento.
- El tema de la muerte está presente de una manera bastante particular al hablar de un cielo pero no en términos religiosos ¿qué te llevó a incluir la muerte de un niño?
JG-Es mi registro de la muerte, el que tuve de niño. A los tres y a los doce años experimenté la perdida de amigos. A uno de ellos le dedico el libro, un compañero de banco que se fue a jugar a otra placita y me dejó en séptimo grado con su lado del pupitre vacío.
La "poética" religiosa para hablar de la muerte me resulta antipoética.
En gran medida, entiendo a la muerte como lo cuenta mi personaje deChacharramendi y creo que los chicos la tienen más clara que nadie, el problema es que los adultos se dan poco tiempo para enterarse que piensan los chicos de la muerte porque tienen miedo (los adultos) de oír la respuesta. Y el miedo está en eltop ten de las pavadas que se pegan a la antena y la hace perder sensibilidad perceptiva.

sábado, 6 de junio de 2015

Chacharramendi & Horacio Convertini

Horacio Convertini fue uno de los Jurados del Concurso Sigmar de Literatura Infantil y Juvenil. Además de contarte que estaré eternamente agradecido por la lectura que hizo de Chacharramendi, quiero sugerirte que lo leas. Horacio es un autor para toda la familia que escribe infantil, juvenil y policial. Un capo.
Foto de Uri Gordon

martes, 2 de junio de 2015

Cruz de palo y púa - Malvinas 01/2014

Optar por la distancia para estar cerca

El desierto, Chacharramendi y vos

Foto Mailén Albamonte Pizarro
Estoy listo para cruzar el desierto y encontrarme con Chacharramendi ¿Venís?