Yoel Eduardo no atendió ni un llamado de Gonza
quien, tras el rechazo del amigo, le mandó un extenso mensaje. Yoel Eduardo lo
lee. Gonza le dice que Juanita Viale está sola, que es ahora o nunca. Considera
que Yoel Eduardo es el único hombre del planeta que puede contenerla en un
momento tan delicado, porque separarse es morir un poco y, le remarca, Yoel
Eduardo tiene reservas de amor suficiente como para devolverle los latidos a un
corazón roto.
Relee diez veces el mensaje. En cada repetición,
amplifica las virtudes que de él marcó Gonza y ya está, a punto caramelo, para
el asalto final a su prometida.
Yoel Eduardo: Tranca, yo te entiendo, con vos la
mejor (carita con beso y corazón)
Juanita Viale: Te
estaba esperando
Yoel Eduardo: SIIIIII
Juanita Viale: Ni te
imaginas
Yoel Eduardo: NOOO!!!!!!
(dibujito de flor)
Juanita Viale: Es algo
que tenés que hacer
Yoel Eduardo: Juani,
acá me tenés, decime qué querés que haga (pulgar para arriba)
Juanita Viale: Estás cerca del subte?
Yoel Eduardo: Si, llego
a los pedos.
Juanita Viale: Dale,
andá ya y tirate debajo del subte, pelotudo
Juanita Viale se
desconecta. Yoel Eduardo, quien ya estaba con la tarjeta SUBE en la mano, se
queda perplejo, como quien se para de golpe en el lostiano nodo combinatorio de
la estación “9 de Julio” y olvida cuál era el sentido, la línea a tomar, según
el plan de viaje.
Lo emocional le está
ganado a la inteligencia porque, está convencido de que un inteligente
emocional, en su lugar, en estos momentos no estaría llorando.