lunes, 31 de marzo de 2014

La Niña y el cálculo. Te tiro una perdida. Cibersodio 29

Yoel Eduardo está apoyado contra el seguidor. La lámpara tibia es de hielo al lado de su calentura. Siente que algo debe cambiar, pero no sabe qué. En eso, oye que el al actor principal le dice al secundario que si quiere triunfar debe disociar el corazón del bolsillo, que la pasión y la plata no van por la misma huella. El actor secundario aventura un “¿le parece?” y el actor principal le contesta que si tiene alguna duda de lo que le acaba de decir, le explique por qué razón los dueños del teatro exhiben obras de izquierda, viven adentro de un country y la guita la hacen en el negocio financiero.
Los actores siguen camino, abandonan la sala, casi tan vacía como las dos funciones de la obra que Yoel Eduardo acaba de iluminar con su seguidor. Lo que acaba de escuchar no lo procesa por el carril de la contradicción ideológica de trabajar en un lugar donde la izquierda y la derecha se acuestan en la misma cama. El está para machetear el monte, hacer camino revolucionario, del lado del amor. Por eso, ante la reciente escucha, toma una enseñanza: lo de él, en asuntos del corazón, debe ser frío, calculador e interesado.
Antes de atacar una candidata, decide reconfirmar su cambio de actitud con Nolo Meza, quien resultó ser mejor coach que Gonza.
Le tira una perdida. El gerente de telemarketng lo llama. Tras oírlo, le cuenta que va a poder ayudarlo porque en el banco le dieron un curso de Planeamiento estratégico. Yoel Eduardo atina a soltar un “Guau” y Nolo Meza le explica que, primero, debe tener un objetivo, después una visión y luego una misión, debiendo privilegiar la mente a los sentimientos, sobre todo, le resalta, tratándose de minas que son una máquina de calcular científica mientras que los hombres todavía hacemos cuentas con los dedos. Como nota que Yoel Eduardo se perdió durante su disertación, apela a un ejemplo y le dice que si no te regís por la cabeza, te pasa como a Rial que, por calentón, se pierde una mina que parte la tierra: la Niña Loly.

La comunicación se corta. El dedo gordo derecho de Yoel Eduardo está sobre la tecla de colgar. Lo que escuchó fue suficiente, necesita el teléfono celular libre para buscar (en el listado de 194 famosas que le pasó Gonza) el número de la Niña Loly.

Para que la Fuerza los acompañe y la Justicia llegue.


viernes, 28 de marzo de 2014

El portero de mi analista XVIII ¿Y Adolfo?

La superficie del vidrio, que encuadra el marco de la puerta del edificio donde vive mi analista es un retrato de arte surrealista. Lo que viene de la calle, y sucede a mi espalda, va sobre plano y es contenido por la profundidad del palier. Los andantes y autos espejados, en este cuadro vivo, habitan efímeramente la dimensión oscura de la planta baja, apenas iluminada por un velador (de tulipa ocre) encendido sobre la mesa de recepción.
Me entretengo con esta imagen, me invento el interés en descubrir arte efímero, porque todavía faltan cuatro minutos para la hora de la sesión y, habiendo llegado con premeditado tiempo de espera, no me encontré con quien esperaba verme: Adolfo.
El portero del edificio donde vive mi analista, hoy no está. Lo llamativo es que, al faltar, tampoco aparece el elenco estable de estas previas a mi sesión: el vecino con el perro Lanita, Rosaura, los pibes con las macetitas. Ni siquiera está el florista.
Reviso la dirección, confirmo el número de la puerta, estoy en el edificio donde vive mi analista. Chequeo la hora de la sesión. Todo está en orden. En mi cuerpo habita el registro de estar en otra dimensión, como si, en realidad, yo fuera es imagen plana, también metida en el plano del portal, y el observador del cuadro vivo, un viajante del tiempo, conectado circunstancialmente a mí.
Mi vuelo conjetural se detiene. En la pintura surrealista algo se mueve, viene del lado oscuro, desde adentro, en el palier. Ilusiono con ver a Adolfo, el tipo es como es, pero a esta altura, me hago cargo de que si vengo a las sesiones es porque ya me familiaricé con él y la fauna de este portal ubicado en un punto de Recoleta. El fulgor de la calle, sobre el vidrio, hace que no pueda distinguir esa figura, que camina con paso de elefante herido, y viene hace mí.
Doy un paso atrás, trabajo para mantener el equilibrio sobre el perfil del escalón de mármol.
Quien está al otro lado es una mujer, regordeta, que no está vestida con una bata, pero que tiene puesto un vestido que se parece a una bata. En una mano trae un guante de látex naranja. Me habla, pero no le entiendo. Le indico que abra la puerta, con el dedo índice de la mano derecha me señalo, primero, la oreja y ,después, hago con ese dedo un

“no”, para que entienda que no la escucho. La mujer pega la boca a la rendija de la puerta, sobre el vidrio (y sus labios) se arma una orla de vapor. Acerco la oreja que acababa de señalar como imposibilitada de escucha. La voz de ella se filtra para la mierda, no entiendo un carajo qué me dice, juego a conectar los tonos y pausas con palabras, pero es como si me hablaran en otro idioma. Muevo la cabeza para que mis ojos superen la orla de vapor del vidrio e intentar hallar en la interlocutora un gesto o pantomima, pero nada, la mujer no ofrece pistas motrices, más allá del movimiento de sus labios. Doy un paso atrás, piso la vereda y le digo que no se preocupe que me bajan a abrir, me acerco al portero, toco el timbre de mi analista, miro el bronce del portero eléctrico, el tipo tarda en atender, toco nuevamente. Me atiende de mal modo, mi acción de doble timbrazo preludia una sesión tensa. Dice que pase y yo, en lugar de decirle no hay nadie, instintivamente tiro la mano a la puerta, la empujo y la puerta se abre. Entro al palier, sin preguntar quién me abrió, porque no tengo a nadie a quién preguntar. De esa mujer solo queda la orla de vapor impresa sobre el vidrio.

Marcela Kloosterboer al altar. Te tiro una perdida, cibersodio 28

Termina la primera función, Yoel Eduardo no puede aguantar un día más sin contactar a Marcela Kloosterboer. Su cabeza es un berenjenal de dudas y, sabido es lo mal que caen las berenjenas si no se curan antes cocer, entonces, decide avanzar, se retira a un costado, donde la visual desde la cabina de sonidos (donde está el jefe) no lo alcanzará y, desde ese punto ciego, acciona para ver.
Yoel Eduardo: Hola, volví.
Marcela Kloosterboer: Estoy por salir, pero te quería agradecer por todo (corazón)
Yoel Eduardo: (corazón – corazón – corazón – corazón –corazón)
Marcela Kloosterboer: Con Francisco debés estar re motivado
Yoel Eduardo: (pulgar para arriba)
Marcelo Kloosterboer: Tus clases de catequesis me cambiaron la vida, ¿te hiciste cura?
Yoel Eduardo: No
Marcela Kloosterboer: Qué raro que no me dijiste Marcelinda, creeme me marcaste en el camino de la fe, no puedo parar de buscar en mi interior la luz, sos un santo. Ojalá haya muchos Franciscos y Yoeles Eduardos para encaminar la raza humana. Quiero que seas el monaguillo de la ceremonia de mi casamiento. Maestro, te dejo, seguro estás a mil ayudando a gente pobre en la iglesia y yo que te distraigo.
Yoel Eduardo: Todo bien (carita de contento)
Marcela Kloosterboer: Sos un sol!!! (Manito de saludo)
Yoel Eduardo: (Manito de saludo)

Yoel Eduardo cohabita con la sensación que porta quien es abduccionado por una nave alienígena y pasa de una punta a la otra del país en un microsegundo. No entiende nada. De apoco, baja la polvareda del frenazo que tuvo que dar y recuerda a Marcelinda, una nenita del grupo de catequesis del barrio, muy bonita, a quien nunca llamó de otra forma y le cuesta entender que se haya venido grande, en la famosa Marcela Kloosterboer y, mucho más, que él haya querido levantarse a una alumna de catequesis. Porque, el vínculo espiritual del evangelizador es por la eternidad y no caduca ni deja lugar a la carne, y su destino de corrupción.

Está impactado. Le llueven las imágenes, especies de auto fotos de su pasado pastoril, y la compenetración con el personaje del cura que no era, y de las clases con actuaciones de multi-personajes que hacía a los chicos, caracterizando una María Magdalena, un Cristo y Judas en la misma escena. Y le vienen las caritas de los chicos, deslumbrados por sus interpretaciones, casi diría, fanatizados. Y, entre las caritas, está el registro fotográfico de Marcelinda. Los recuerdos, reflexiona Yoel Eduardo (al momento de asumir que lo de ellos se acabó) componen un álbum de fotos que desde el pasado te encuadran y congelan tu futuro.

jueves, 27 de marzo de 2014

Marcela Kloosterboer sorprende a Yoel Eduardar - Te tiro una perdida. Cibersodio 29


Yoel Eduardo pasó una noche como hacía mucho no pasaba. Durmió diez horas en paz. Se siente tierno y rechonchón como bebito recién amamantado. No recuerda si soñó algo, tampoco le interesa. Su presente no es de sueños, sino de vida concreta. La aparición de Marcela Kloosterboer en su vida le devolvió el eje a la Tierra, se siente centrado. Y pasa eso, el amor llega, una mujer te contiene y empezás a hacer todo mucho mejor. El trabajo da cuenta de esta máxima, el jefe de Yoel Eduardo, lo acaba de felicitar por la posición de sus manos sobre el seguidor. Y esto no es poco, en el mundo del teatro no existe la felicitación, todo es presión y tirar mierda, entonces, esta actitud del superior para con el asistente de iluminación, ¡la pucha!, no es poco. Yoel Eduardo se agranda, cree que el gesto lo blinda para hacer alguna cosita no habilitada y elige que esa cosita sea whatssapear a su  amada antes de que empiece la primera función.
Yoel Eduardo: Brilla tu pelo (flor)
Marcela Kloosterboer: Hola, estaba esperándote
Yoel Eduardo: Apago la luz y seguís encendida
Marcela Kloosterboer: Ja! Viste la publicidad de Panten?
Yoel Eduardo: Sos un sol de noche (carita sonriendo)
Marcela Kloosterboer: ¡Qué chamuyo esa publicidad! Ahí no hay esencia. Y vos, sos lo más, siempre tan pila
Yoel Eduardo: Para enfocar, pila y rollo (pulgar en alto)
Marcela Kloosterboer: Cuando ví tu mensaje me quedé helada.
Yoel Eduardo: Como una foto (carita con guiñe de ojo)
Marcela Kloosterboer: Si, si, todavía tengo la foto.
Yoel Eduardo: (pulgar para arriba) Disculpá, está por empezar.
Marcela Kloosterboer: Andá, es re groso lo que hacés, te admiro.
Yoel Eduardo: (manito de saludo)

Se desconecta. Está descolocado. ¿Puede ser que Marcela Kloosterboer sea una fanática de él? ¿Qué ella sepa de su prometedora carrera actoral y su fugaz paso laboral como asistente de iluminación del teatro? ¿Lo estará confundiendo con otro? ¿Ella se está divirtiendo a costa de su ilusión? ¿Será que llegó el momento, el amor soñado?

Yoel Eduardo establece el récord de elaboración de preguntas de su vida. Y ese estado de duda fue el que lo llevó a cortar abruptamente la charla. La duda, bien sabe, agrieta el cuerpo para que, por esas hendijas, broten los fantasmas.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Marcela Kloosterboer la selfi para Yoel Eduardo - Te tiro una perdida. Cibersodio 28


Yoel Eduardo supera la parálisis que le provoca una lista de 194 teléfonos que no arroja una sola pista sobre quién es la chica selfie de sus sueños. La movilidad vuelve a su cuerpo cuando oye la voz tronante del actor principal. Viene desde el pasillo de la sala y le dice al actor secundario algo referido a la locura de sacarse fotos a cada rato. El actor secundario repite, rastreramente, “si es una locura” y el actor principal se despacha con la culpa es de  Ellen Degeneres y toda la sarta de mediocres que la imitaron sacando auto fotos. Yoel Eduardo no recuerda una Ellen Degeneres en el listado de teléfonos que le pasó Gonza. Entiende que, ahora, vino la señal que esperaba, clara, clarísima, pero esa Ellen no está y eso lo desespera. Llama a Gonza. Corta. Gonza responde la perdida y queda descolocado ante el reclamo de por qué Ellen Degeneres no está en la lista; le explica que esa mujer es estadounidense y que el listado que él le pasó solo tiene famosas que están re-buenas y que son argentas. Gonza siente el derrumbamiento inminente y, como conoce mejor que nadie al amigo, le pregunta por qué quiere contactar a esa mujer si ni siquiera habla inglés. Puchereando, Yoel Eduardo le cuenta todo desde el comienzo y Gonza le dice que si quiere una chica selfie famosa, ataque a Marcela Kloosterboer que está en el listado. Le cuenta que hace unos meses se publicaron auto-fotos de ella algo hot y se conoció que la bella de Marcela tiene debilidad por autosatisfacerse en la captura de su imagen.
Suficiente, no dice Yoel Eduardo, pero suena a eso el corte de teléfono sin mediar un “gracias” o, mínimamente un “chau”.
Abre el WhatsApp, se lanza a la búsqueda, pasa todos los contactos, la encuentra, escribe:
Yoel Eduardo: Vos poné la cámara que yo pongo el rollo. Mañana te cuento, toy a full (pulgar para arriba)

Se desconecta. El actor-potencia compone en el pulso del mensaje un blend entre misterioso y solicitado. Nada de regalarse, nada de repetir viejos yerros, con Marcela Kloosterboer, presiente, su vida va hacia una nueva etapa.

martes, 25 de marzo de 2014

Selfie para Yoel Eduardo - Te tiro una perdida. Cibersodio 25

El problema, le dice Yoel Eduardo a Nolo Meza, no es estar solo, sino que la fama siga ahí, sola, sin él. Entonces, le explica, no está desesperado porque no consiga, finalmente, enlazarse al corazón de una mina. Muy por el contrario, le irrita, que al dilatarse el acople afectivo con una actriz que esté recontra buena y sea súper conocida, el salto a la fama, que debería llegarle por simbiosis, no se dé. Se lo explica así, casi enojado, porque, al otro lado del teléfono, Nolo Meza le acababa de sugerir que salga con una chica de su equipo de telemarketing del Banco Santander, porque es facilonga y por lo menos va a darle una alegría.
Nolo Meza, rápido de reflejos, entiende a dónde apunta el ex compañero de trabajo, cambia el rumbo en el aire, le dice que lo que le hizo (al sugerirle el amor de la chica del trabajo) no era real, sino que formaba parte de una prueba ácida, algo que aprendió en curso que les dio el banco para saber establecer metas y que puede afirmar que Yoel Eduardo es un tipo comprometido con la Visión y Misión de su carrera actoral. Y no espera a escuchar la aprobación de sus dichos, para levantarle el ánimo, explica que la soledad es un estadio de superación personal y, viendo el caso de él, puede aseverar que Yoel Eduardo es un ser cuasi iluminado.
El sonido de la respiración de Yoel Eduardo abandonó los bucles graves para entrar en un tránsito laxo del aire. Nolo Meza logró domar a la bestia, reconfirma sus habilidades y que es su acción de coach sobre Yoel Eduardo logrará que se vea como diamante lo que hoy se percibe como bruto. Retoma el discurso motivacional con la soledad como hilo conductor. Le dice que lo de él es estar con una chica selfie porque esas chicas, siempre solitas con sus cámaras, piden en cada disparo que alguien las encuadre, las acaricie con primeros planos y juguetee con el dedo sobre el botón disparador hasta colmarlas de satisfacción.
La respiración de Yoel Eduardo se encabrita. Algo del mensaje hizo carnadura y, Nolo Meza, entiende, es mejor retirarse antes que el amigo lo corte en seco.

Yoel Eduardo está en la sala vacía del teatro, al pie del seguidor que (durante la función) manipula con sus manitas. Se queda mirando la pantalla del celular desde donde su coach acaba de darle la nueva orientación. El aparato, sobre la palma de la mano, con 194 teléfonos de famosas agendados (esos que les pasó Gonza y robó de la agencia de promociones) parece un universo basto, dar allí con su chica selfie es como encontrar la aguja en el pajar.

viernes, 21 de marzo de 2014

Isabel Macedo y Yoel Eduardo cierran algo más que la semana??? Te tiro una perdida - Cibersodio 26

Nunca antes lo había hecho. Es la primera vez que prende el celular mientras está en función. Para que el Jefe (adentro de la cabina de sonido) no lo pesque, tomó el recaudo, primero, de ponerlo en silencio y, después, de mirar la pantalla solo cuando la luz inundaba la escena. Durante las dos funciones repasó los intercambios por WhatsApp con Isabel Macedo y algo no le cierra. Más bien le angustia. Es esa actitud de rebote con emoticones que tomó la actriz ante cada mensaje de él. Yoel Eduardo siente que la relación no mantiene un equilibrio, nota que él pone más que ella, y eso queda claramente visible en los mensajes. Yoel Eduardo, aparte de los emoticones, incluye  palabras (¡Y qué palabras!). No le gusta verse así, siendo el único que aporta a la pareja y siente que debe cortar con Isabel Macedo.
Por eso, mientras el escaso público aplaude a rabiar el fin de de la segunda función, le tira una perdida a Gonza. Gonza responde al toque. Yoel se mete entre las sombras de uno de los palcos vacíos y atiende. Casi en susurros le cuenta cómo van las cosas con su amada. Gonza, primero se ríe, después le pide perdón y le aclara que lo tienta ver que un tipo con el levante de Yoel Eduardo ande puchereando por una minita así. Yoel Eduardo sale a defender a Isabel Macedo, ella no es cualquiera, le dice. Gonza aclara que quiso decir que lo que le llama la atención es que Yoel Eduardo no se haya dado cuenta de que Isabel Macedo padece el stress del minuto a minuto, típico de los estrenos de tira televisiva y, para que no se sienta mal, dice que es entendible que él no lo entienda porque es un actor pura sangre de teatro. Yoel Eduardo parte su ánimo entre la desazón del no correspondido y el orgullo por el reconocimiento profesional que le ha hecho Gonza. El amigo, va por más, le dice que tiene que entender que Guapas la tiene quemada, que en el almuerzo de Mirtha Legrand se notó que estaba “nerviosita”, fría, distante y que eso es típico de los actores que se juegan la continuidad del trabajo por la medición de rating y sentencia: “el minuto a minuto anestesia el corazón”. Antes de cortar, le sugiere que no la deje a Isabel Macedo, le sugiere que se borre un tiempo porque eso a las minas las calienta más. Como lo nota dubitativo, reconfirma su sentencia y le dice que está convencido de que, ni bien termine la temporada de Guapas, Isabel Macedo lo va a whatsappear y ahí va a conocer lo que se perdió por culpa del rating. Gonza lo invita a jugar por otra vía, a encontrar una mejor candidata en el listao de 194  teléfonos que le pasó y corta la llamada.

Yoel Eduardo se queda dentro del palco deshabitado. En un rato vendrá el de seguridad y lo sacará a patadas. Y él se irá del teatro derechito al café La Paz, se meterá en el sector de fumadores para que, tapado por las nubes, nadie se entere quién será la candidata de la semana que viene.

jueves, 20 de marzo de 2014

Isabel Macedo me lo emoticonea a Yoel Eduardo. Te tiro una perdida - cibersodio 25

Yoel Eduardo decide llamar a Nolo Meza. Corta. Nolo Meza devuelve la llamada perdida y le pregunta cómo va todo y Yoel Eduardo, en tono de reclamito, le dice que lleva casi una semana sin saber de él, que le hubiese encantado que lo llamase para preguntarle cómo iba la cosa con Isabel Macedo. Nolo Meza lo para en seco, le pide que le repita el nombre, cosa que hace. Nolo Meza se queda de una pieza. Le confiesa que, que la haya conquistado, es para él un éxito que siente como propio. Yoel Eduardo no le aclara si están o no están, Nolo Meza no lo deja porque se acelera, le dice que los invita en pareja al festejo de su cumpleaños, a realizarse el viernes a las nueve de la noche en Pizzería Ugi´s de Gallo y Corrientes. Yoel Eduardo le dice que los cuente y le encarga para él y su chica dos de muzzarella y una coca de litro, y se despide. Necesita conectarse al WhatsApp:
Yoel Eduardo: Isa, ¿cómo va todo?
Isabel Macedo: (carita de dormida)
Yoel Eduardo: Ojo de chinita, lunar y pelo freezé ME MATÁS
Isabel Macedo: (Manito de saludo)
Yoel Eduardo: Leona, este León canceló una reunión con un productor para acompañarte al cumple de Nolo Meza, paso a buscarte a las ocho, vamos a gamba así nos ponemos al día  ¿pizza en Uggis´s te va? (dibujito de pizza)
Isabel Macedo: (carita de dormida. Manito de saludo)
Isabel Macedo se desconecta.

Yoel Eduardo llama a Nolo Meza y corta. El amigo no le responde la perdida. Debe estar con algún quilombo en el laburo. Yoel Eduardo sabe lo que es laburar de telemarketing de Banco Santander,  sufrió ese trabajo hasta que le salió lo del teatro y la vocación halló un canal de conexión con el escenario. Ese canal es toda luz emanada del seguidor, que él maneja con destreza y encandila al actor principal, cuando éste interpreta un monólogo de utopía de izquierda, proveniente de un texto que más tiene que ver con el Fantasy que con  el Realismo Socialista. Yoel Eduardo mira al escenario, pero su mirada está en otro lado, en la luna, en ese rostro con lunar.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Isabel Macedo y un whatsappeador precoz - Te tiro una perdida episodio 24

Yoel Eduardo debería aguantar a que terminen las dos funciones, pero no puede, hoy está en whatsappeador precoz, la punta del pulgar derecho no contiene las ganas de mensajear. El Jefe lo mira desde la cabina y él hace que acomoda el seguidor, se muestra de lo más preocupado en los filamentos del foco que, en plena función, debe encandilar al actor principal. Pero la mano se va del reflector, busca el celu. Yoel Eduardo nota que no va a aguantar, necesita ir a un lugar donde nadie lo vea y soltar su energía contenida. Hace señas y sale apurado, como haciéndose encima, actuando con una solvencia y convencimiento propio del gran momento actoral que vive.
Una vez adentro del baño, se encierra en uno de los gabinetes, cierra la puerta, la traba y se sienta sobre la tapa de un inodoro. Saca el celular del bolsillo del pantalón, lo percibe caliente. Conecta el WhatsApp
Yoel Eduardo: Te entiendo, siempre te entendí y te entenderé.
Isabel Macedo: (pulgar para arriba)
Yoel Eduardo: Me re cabió tu cortada de rostro (carita con sonrisa). Si agarrabas de una dabas a trola. La tenés re-clara (Flor)
Isabel Macedo: (manito de saludo)
Yoel Eduardo: Cuidás tu territorio como una leona.
Isabel Macedo: (manito de saludo manito de saludo)
Yoel Eduardo: Y el pelo se te pone freezé-locurita cuando un león anda cerca (carita de león) Dan ganas de hacer nido con vos, sos una fiera, nadie te va a tocar el culo en este ambiente de mierda en el que laburamos.
Isabel Macedo: (manito de saludo manito de saludo manito de saludo manito de saludo)
Yoel Eduardo: Sorry, la seguimos mañana, están por dar sala (carita con guiñada de ojo)
Yoel Eduardo se desconecta, ya tuvo suficiente y bien; experimentó un contacto con una mujer que lo hizo fluir, eso no es poco porque (piensa) hoy en día conocer a alguien con quién se pueda hablar, decir lo que se siente y piensa con absoluta libertad, no es moneda corriente, más bien es un recurso escaso. Sabe que Isabel Macedo es el campo fértil donde sembrar sus palabras y recontra recoger los frutos.

Sube las escaleras, el murmullo de una sala a medio llenar lo espera, está por comenzar la segunda función de la obra más importante del teatro y él va a manejar el seguidor, bañado por el aura el optimismo, con ese plus que lo diferencia de cualquier iluminador de Avenida Corrientes porque él es un señor actor y donde pone la luz produce actuación.

martes, 18 de marzo de 2014

Isabel Macedo & la media luna – Te tiro una perdida cibersodio 22

Hay cosas que se caen de maduro y para darse cuenta no hace falta ser maduro, le dice Gonza a Yoel Eduardo, para calibrarlo, cambiarle la onda, porque, segundos antes, éste le había confesado que, si bien tiene el teléfono de Isabel Macedo, no cree estar preparado para atacar a semejante belleza. La frase que le ha dicho el amigo, lo hace vibrar en el semitono del compromiso con una causa: el amor. Queda sumido en un profundo silencio y Gonza interpreta que su mensaje logró el cometido, entonces le dice que va a cortar para dejarle libre el teléfono, así empieza a forjar la pareja que será tapa de la revista Caras.
Yoel Eduardo arde en el convencimiento de que esta es su hora. En realidad, es poco menos que su cuarto de hora porque el teatro está por cerrar. Debe actuar ya. Aprovecha que su Jefe abandonó la sala de comandos de la sala (para ir a chapar con la actriz de recontra reparto de la obra que acaba de iluminar) y se mete, a hurtadillas, para hacer la primera jugada, de lo que será, una sucesión de embates victoriosos. Abre el WhatsApp, busca el teléfono de su prometida y arranca:
Yoel Eduardo: Mírenla, pero miren, pero mírenla (pulgar para arriba)
Isabel Macedo: (Manito de saludo)
Yoel Eduardo: GUAPA!!! (flor)
Isabel Macedo: (pulgar para arriba)
Yoel Eduardo: Tu lunar me pone en la luna.
Isabel Macedo: ok
Yoel Eduardo: (dibujo de medialuna) ¿Desayunamos?
Isabel Macedo se desconecta.
Yoel Eduardo se queda mirando la pantalla con los intercambios, los relee y desmenuza cada palabra. Está como el comentarista de fútbol que mira el replay de la jugada una y otra vez para descubrir dónde está el penal que se cobró y que nadie vio.
Se sobresalta, llega desde las butacas la voz del encargado de seguridad. El tipo habla con el personal de limpieza. Sus oídos también captan los pasos de su Jefe y la actriz de recontra reparto de la obra, detrás de bambalinas, después de entregarse a un acto de lujuria express.
Yoel Eduardo sale de la cabina de sonido y se topa con el tipo de seguridad. Para evadirlo, apela a sus conocimientos de improvisación, se lleva el teléfono al oído, comienza a hablarle a un teléfono inerte y frío, haciendo de cuenta que tiene alguien al otro lado. Lo hace un poco para zafar del reto del tipo y otro tanto para que ya se empiece a saber a quién le pertenece su corazón. Al esquivar al Guardia, despliega todos sus dates actorales, compone una mezcla de Gila y Claudio García Satur, dice: “oki, Isabelita, está bien,  dale reina, dormí bien tapadita, te despierto con el desayuno en la cama”.

Yoel Eduardo está en la vereda de Avenida Corrientes, se mete el celular en el bolsillo y encara para La Giralda donde, en honor a lo que se va gestando entre su corazón y el de Isabel Macedo, cenará un café con leche con dos medialunas de manteca.

lunes, 17 de marzo de 2014

La derrota es cuando se asume – Te tiro una perdida - Episodio 21

Luna llena en el cielo. Yoel Eduardo está en la puerta del teatro, apoyado contra las rejas que acaba de cerrar (con gruesas cadenas y candado) el Guardia. El tipo de la seguridad no lo saludó porque Yoel Eduardo es asistente de iluminación y maneja el seguidor de luz de la obra más intelectual de Avenida Corrientes. El Guardia, por el contrario, se deshace por caerle simpático a los actores de esa obra. A Yoel Eduardo no le duele el ninguneo. El encargado de la seguridad, entiende, se va a querer matar cuando se entere quién es él y de la mano de qué actriz famosa (y que esté re fuerte) se hará también famoso. Yoel Eduardo no está para ponerse de mal humor, porque arranca la semana con mente positiva. Tuvo una breve charla telefónica con su Nolo Meza. Fue brevísima porque Nolo Meza estaba laburando en el Telemarketing de Banco Santander y, como Gerente, no puedo hacer notar que usa un teléfono para hablar cosas personales. Yoel Eduardo, como hasta hace un año trabajaba ahí, sabe que ese fue el motivo de la escueta frase (tipo dorso de sobrecito de azúcar) que le tiró Nolo Meza: “La derrota es cuando se asume”, dijo y cortó. La sabiduría del consejero lo invitaba a que la réplica sea un río serpenteante, de cursos subterráneos, en los meandros de su mente. Eso está haciendo, mientras mira esa luna llena que le gana en destello a la suma de luminaria pública  y marquesinas de Corrientes. Lo de Juanita Viale ya pasó, prefiere entender que la chica trata a todo el mundo así, que Nachito Viale no va a llamarlo y que Mirtha Legrand es demasiado zorra como para tirarle tierra a una joven promesa del teatro (o sea, él) que, mañana mismo, puede estar necesitando para levantarle el rating al programa de los almuerzos. El consejo de Nolo Meza cala hondo, no asumirá la derrota. Yoel Eduardo se ríe al recordar los momentos en que los revoltosos púberes Juanita y Nachito Viale quemaban los Origamis allá lejos en el Okinawense. En medio de los pensamientos, entra música. Sale del interior de una camioneta enorme, con las balizas encendidas, apostada en la puerta del teatro vecino, donde dan un obra con minas en bolas y dos actores que hacen imitaciones. El tipo debe estar esperando a su vedette amada. Yoel Eduardo no quiere envidiar, pero siente que del teatro vecino se gesta un amor que él desea y no le llega. Mira nuevamente la luna, espera que el influjo del satélite lo tranquilice. De sus labios brota un suspiro prolongado. De la camioneta sale una canción que reconoce, la de Ciro, esa que dice “Mírenla, pero miren, pero mírenla” y se acuerda del video, de la actriz que actúa, de lo hermosa que es y lo delicioso que le queda el lunar en el rostro, y piensa “Luna-lunar”, la cara le cambia. No mira más la luna, despega la espalda de las rejas del teatro donde trabaja, empieza a caminar por corrientes, el corazón batiente se torna cada vez más arrítmico, tiene que meterse en La Paz, tostado de jamón y queso mediante, va a buscar entre los 194 contacto que le pasó Gonza el teléfono de Isabel Macedo.

viernes, 14 de marzo de 2014

Juanita Viale, Yoel Eduardo y los origamis - Te tiro una perdida episodio 20

Yoel Eduardo iluminó las dos funciones sin cometer fallo alguno. Y eso que, con la mano que atendía el seguidor, se la pasó haciendo Origamis. El suelo es una alfombra de palomitas blancas que todas amontonadas y débilmente iluminadas, dan el contorno facial del portero Efraín.
No sé qué decir, se repite en silencio porque si dice algo en medio de la función los demás dirán de él lo que él no quisiera que nadie dijese de su persona, menos aún en este momento tan aciago.
Lo de Juanita Viale se desintegra, cae solo. Lleva un día entero sin dormir, padeciendo el terrible momento en que el enamorado se da cuenta de que su enamorada no es la persona para él, que entre los dos algo que había ya no está. Lo peor de todo, piensa Yoel Eduardo, sería si Mirtha Legrand, a instancias de su nieta, le tira mierda a Yoel Eduardo en medio del programa de los almuerzo, la prometedora carrera actoral de Yoel Eduardo, piensa, se cortaría por siempre jamás.
La gente aplaude, la segunda función ha finalizado, el actor principal (vestido de proletario Ruso) saluda con el puño en alto y la sala arde.
Yoel Eduardo saca el teléfono del bolsillo y escribe, con todo la intención de limpiar la imagen, tratar de reconstruir el vínculo que tenía con los hermanitos macana en el curso de Origami para tabicar cualquier avance en el sentido de la abuela de los almuerzos y la potencial defenestración de su valiosa persona:
Yoel Eduardo: Perdoná, estaba limado, mucho laburo, estoy pasado.
Juanita Viale: Laburás de pelotudo.
Yoel Eduardo: GE-NIA, JAJAJA
Juanita Viale: Te comiste un payaso????
Yoel Eduardo: cómo está la Abu comilona
Juanita Viale: Con ella no te metas
Yoel Eduardo: Es lo más, prócer, los actores la queremos, IDOLA
Juanita Viale: (puño cerrado con dedo mayor extendido)
Yoel Eduardo: Cómo está Nachín? Me acuerdo siempre de él
Juanita Viale: Querías hablar  con él?
Yoel Eduardo: Nachín y sus fogatitas de origami.
Juanita Viale: Me rompiste las pelotas para hablar con él, te lo querés levantar!
Yoel Eduardo: No, pará
Juanita Viale: Ya le paso tu número, arréglense entre ustedes chau
Juanita Viale se desconecta.

Yoel Eduardo se queda con un gusto raro en la boca. Algo no salió como quería. No tiene un plan para este momento. Sabe que si Nacho Viale lo llama no lo atiende y si lo Whatsappea no le contestará. Pero, si la Reina de los Almuerzos, la mismísima Mirtha Legrand dice o insinúa que Yoel Eduardo está detrás de su nieto se acabó su plan de conquista de la actriz famosa que lo irradiará de fama. Está destrozado. No ve la hora que pasen las horas. Necesita comprobar aquello de que el tiempo todo lo borra y que los hermanitos macana Viale son y serán las cenizas de origami de su pasado

jueves, 13 de marzo de 2014

Juanita Viale responde al avance de Yoel Eduardo - Te tiro una perdida - Episodio 19

Yoel Eduardo no atendió ni un llamado de Gonza quien, tras el rechazo del amigo, le mandó un extenso mensaje. Yoel Eduardo lo lee. Gonza le dice que Juanita Viale está sola, que es ahora o nunca. Considera que Yoel Eduardo es el único hombre del planeta que puede contenerla en un momento tan delicado, porque separarse es morir un poco y, le remarca, Yoel Eduardo tiene reservas de amor suficiente como para devolverle los latidos a un corazón roto.
Relee diez veces el mensaje. En cada repetición, amplifica las virtudes que de él marcó Gonza y ya está, a punto caramelo, para el asalto final a su prometida.
Yoel Eduardo: Tranca, yo te entiendo, con vos la mejor (carita con beso y corazón)
Juanita Viale: Te estaba esperando
Yoel Eduardo: SIIIIII
Juanita Viale: Ni te imaginas
Yoel Eduardo: NOOO!!!!!! (dibujito de flor)
Juanita Viale: Es algo que tenés que hacer
Yoel Eduardo: Juani, acá me tenés, decime qué querés que haga (pulgar para arriba)
Juanita Viale:  Estás cerca del subte?
Yoel Eduardo: Si, llego a los pedos.
Juanita Viale: Dale, andá ya y tirate debajo del subte, pelotudo
Juanita Viale se desconecta. Yoel Eduardo, quien ya estaba con la tarjeta SUBE en la mano, se queda perplejo, como quien se para de golpe en el lostiano nodo combinatorio de la estación “9 de Julio” y olvida cuál era el sentido, la línea a tomar, según el plan de viaje.
Lo emocional le está ganado a la inteligencia porque, está convencido de que un inteligente emocional, en su lugar, en estos momentos no estaría llorando.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Juanita Viale & Yoel Eduardo enlazados por la pasión - Te tiro una perdida - Episodio 18

Yoel Eduardo, orgulloso de sí mismo, llama a Nolo Meza y le cuenta como se comportó con Juanita Viale.
El nuevo coach de Yoel Eduardo le asesta un golpe inesperado,  le dice que lo que hizo fue muy malo, bardear nada tiene que ver con la inteligencia emocional y, le explica, que bardear a un bardeador es tirar nafta al fuego; le comenta que en un curso de mente positiva le enseñaron que se debe evitar la negatividad, “la mierda trae más mierda”, le dijo en un grave tono sacrolumbar. Yoel Eduardo se queda duro, como si un golpe artero de aire frío lo hubiese alcanzado por la espalda. Con la excusa de que debe repasar la iluminación de la sala, se despide del amigo-coach, corta y se manda al WhatsApp.
Yoel Eduardo: Kamikaze llama a hermanita macana JAJAJA!!!
Juanita Viale: Jodé a otra CHAUUUU
Yoel Eduardo: Pará aceleradita, nos conocemos desde hace mucho
Juanita Viale: ????????
Yoel Eduardo: Una pista, armado de papel, fuego… (carita con guiñada de ojo)
Juanita Viale: Sos el de los churros ?!
Yoel Eduardo: No, JAJAJA, estás en cualquiera. Acordate, soy yo, del curso de Origami (carita con sonrisa)
Juanita Viale: Curso de mierda
Yoel Eduardo: JAJAJA quemaste todos los origamis… Come on Baby light my fire
Juanita Viale: (carita de enojada)
Yoel Eduardo: la chinchudita te re va (carita sonrojada)
Juanita Viale: Nabo
Yoel Eduardo: En mi teatro la romperías
Juanita Viale: A vos te voy a romper
Yoel Edurdo: JAJAJA sos lo más, me hacés mear de risa (carita con sonrisa). Mañana la seguimos, tengo ensayo de la obra, es comercial, pero viste, ahí hay guita. La seguimos después. (manito de saludo)
Yoel Eduardo se desconecta.
Siente haber mantenido una posición de centro, un equilibrio justo para dosificar la ira de quien será la madre de sus hijos. La inteligencia emocional que le recomendó su coach, supone, estuvo presente en sus intervenciones de WhatsApp.

Lleno de orgullo, camina hasta un Nac&Pop para clavarse una hamburguesa con birra.

martes, 11 de marzo de 2014

Juanita Viale, agarrate. Te tiro una perdida - Episodio 17

El teléfono de Juanita Viale está por recibir el primer whatsApp de Yoel Eduardo, pero una llamada entrante lo obliga a salir del mensajero para atender. Es Gonza y lo atiende recontra caliente porque le interrumpió el primer paso de la relación amorosa de su vida y porque nadie lo llama si él antes no le tiró una perdida.
Gonza, tocado porque siente que la reaparición de Nolo Meza lo dejó afuera de la mesa chica donde se decidían los mejores pasos para la conquista de actriz famosa de Yoel Eduardo, le dice que estuvo pensando lo del tema de la cultura japonesa, que iba a moverse para conseguirle el teléfono de la Señorita Li, la que era secretaria de Héctor Larrea en la TV y Yoel Eduardo le  dice que la Li es china y, además, que su corazón le pertenece a Juanita Viale. Y Gonza, rápido de reflejos, festeja la elección del amigo, le dice que, justamente, hace pocos días Mirtha Legrand había anunciado que su nieta se separó del actor chileno Manguera Valenzuela. A Yoel Eduardo la noticia lo re-fortalece, ni idea tenía que esa nenita quilombera del curso de origamis del Okinawense se haya casado. Saberla separada y que la abuela oficia de vocera de la nieta lo convencen de que está en la senda correcta. Gonza le recuerda las historias de ese curso, son amigos hace mucho tiempo y se tuvo que fumar los cuentos de los “hermanitos macana Viale” que prendían fuego los origamis. Yoel Eduardo le dice que se acuerda perfectamente de los hermanitos y le dice que si los Okinawenses no los habían echado del curso de Origami fue porque temían que la abuela, en represalia, dijera por la tele que los japoneses comían gato o perro.
Yoel Eduardo le corta el llamado a Gonza sin saludar y vuelve al WhatsApp. Ya decidió el tono de seducción para tratar una pibita bardera:
Yoel Eduardo: (carita sacando la lengua)
Juanita Viale: Quién sos????
Yoel Eduardo: Patria si, colonia no. Chilenos liberen la carne argenta (manito en forma de puño) ¡Devuelvan las Malvinas!
Juanita Viale: (manito pulgar para arriba)
Yoel Eduardo: Loca y suelta, qué peligro!!!!
Juanita Viale: (manito de saludo)

Yoel Eduardo corta. Cuida, para una nueva incursión, las armas emocionales que usó inteligentemente, como se lo recomendó Nolo Meza. 

lunes, 10 de marzo de 2014

Juanita Viale esta semana en Te tiro una perdida - episodio 16

En la primera y segunda función no sumaron catorce espectadores. A Yoel Eduardo eso no debería preocuparle, su puesto de Asistente de Iluminación le garantiza el sueldo. Pero él, antes que nada es actor y sufre por sus colegas; calcula, rápidamente, que el punto del borderaux no dará ni para pagar los fideos con pesto en Pippo. Yoel Eduardo se angustia doblemente cuando oye al actor principal decirle al secundario que esto les pasa por estar en una obra para el zurdaje y, le advierte, que la guita está en el teatro comercial donde, con el mismo look que usaste para hacer de San Martín te mandás un Beethoven, el populacho ni cuenta se da y paga entradas carísimas.
Yoel Eduardo, tiene ganas de intervenir, tirarse desde la planta alta, reclinarse ante el actor principal y decirle “Maestro, muéstreme el camino”. Pero no hace falta que lo haga, el actor secundario pregunta al actor principal cómo tiene que hacer para saltar al circuito comercial y, el actor principal le contesta que tiene que hacer lo imposible para almorzar con Mirtha Legrand porque, asegura, sentarse en esa mesa la Chiqui te hace famoso. El actor secundario se queda pasmado, no repregunta, y tampoco podría hacerlo porque el  actor principal se va del teatro y lo deja en la sala, conviviendo con la energía que dejó un público fantasma.
Yoel Eduardo se escabulle entre las sombras, debajo de los reflectores apagados, todavía calientes. Le tira una llamada perdida a Nolo Meza, el ex colega de telemarketing de Banco Río. Tras el affaire con Agustina Cherri, entendió que él podrá orientarlo con sabiduría para llegar a una actriz famosa que le contagie fama.
Yoel Eduardo intenta comentarle sobre las dudas que tiene de cómo llegar a la mesa de Mirtha Legrand, pero Nolo Meza lo para en seco, le dice que lo nota algo afectado por el desorden y la ansiedad, que él puede ayudarlo, que es un especialista en Coaching después que el banco lo mandó a un intensivo de tres días de Coaching en un resort de Ceibas.
Yoel Eduardo se queda sin palabras. Nolo Meza aprovecha el silencio y, antes de pensar en una nueva mina famosa, le aconseja serenarse, que haga meditación zen, ikebana, algo japonés y el llamado se le corta.
Yoel Eduardo se queda con ganas de hablar más y le tira una llamada perdida a Gonza. Gonza le responde al toque y escucha atentamente las indicaciones que el nuevo coach de Yoel Eduardo le dio; entonces Gonza, medio caliente (porque no le gusta ni medio que Nolo Meza le haya quitado la centralidad en la relación con Yoel Eduardo), le dice, que vaya al Centro Okinawense a hacer origamis y le corta.
Yoel Eduardo no se enoja por el segundo corte telefónico que le hacen en menos de dos minutos. Él está contento porque comprueba que las señales les siguen abriendo caminos para llegar a su chica soñada. El comentario de Gonza de mandarlo al Okinawense fue porque Gonza sabe que Yoel Eduardo hizo un taller de Origami, hace mucho tiempo. Lo que Gonza no sabe es que, a ese curso asistían dos hermanitos revoltosos, Nachito y Juanita Viale, nietos de Mirtha Legrand, la reina de los almuerzos.
Yoel Eduardo recuerda haber visto el teléfono de la, ahora, famosísima Juanita Viale, en el listado de 194 teléfonos que Gonza robó de agencia de eventos donde trabaja.

La noche está en pañales, piensa Yoel Eduardo, mientras la luz de la pantallita del celular baña su cara.

jueves, 6 de marzo de 2014

Rusos y efecto lecto-físico

Una escritora, de cuyo nombre no me acuerdo, me avispó de algo: leer durante diez años literatura rusa te encapsula en una falla espacio temporal que, por ejemplo, no te permite saber qué pasó (durante ese período de experiencia lecto-física) en el mundo literario.
Desde la biblioteca, los lomos de los libros de Fedor y sus paisanos, a partir de anoche, ya no me resultan lo mismo.
Los contemplo con excitación contenida.
Cuando ya no sepas nada de mí y yo empiece a no enterarme nada de vos, espero te consuele saber qué dimensión paralela me contiene.