miércoles, 25 de abril de 2012

Emilio Salgari - apertura que escribí para Radio América ("Nobleza obliga")

Es un escritor y está al pie de un barranco, en una campiña italiana. La cuesta inclinada, que empieza a subir, es plana si se la compara con la que deja atrás: su vida. Lleva algo en la mano derecha que apenas resplandece cuando espeja los destellos del sol matinal. En la otra mano, solo muestra restos de tinta, la que derramó cuando rompió la pluma, con la que escribió la última carta de despedida, dirigida a los editores que lo sometieron una vida miserable. Avanza decidido, algo agitado por ese barranco donde vivió los mejores momentos de su viva. Echado en el pasto, imaginó aventuras en tierras remotas, plagadas de los más peligrosos animales, vegetaciones desbordantes. En esas tierras lejanas, componía la eterna lucha de los oprimidos por salvarse, alguna vez, de la explotación. En su set de acción actuaban Colonialistas y Nativos. Sus héroes siempre fueron los Nativos, los que sentían amor verdadero por su tierra y cultura. En sus escritos no hizo más que hablar de su vida. Es que el escritor conoció que el colonialismo opresor opera en todos los terrenos y a él le tocó sufrir el sometimiento de la maquinaria industrial de las editoriales, esas que ganaban fortunas con sus éxitos literarios y le ponían un precio vil al trabajo. El escritor conoció el alma del explotador en el brillo de las monedas. El escritor peleó contra eso con la pluma como única arma. Lo escribió en historias de aventuras. Muchas de ellas, las imaginó en el barranco, donde ahora yace arrodillado, de cara al paisaje de Turín. Barranca abajo, guarecidos por un techo endeble, y arropados por un caldero de fuego débil, quedan los cuatro hijos. Acaban de comer el fondo de la olla con lo que sobró de ayer. Y, como lo vienen haciendo desde siempre, mejor es dejar que el frío anestesie, y llegue el sueño, para no pensar en el hambre. Un poco más lejos, adentro de un loquero está su mujer, su heroína, la que nunca podía fallar, la que se murió, y empezó a matarlo, cuando los médicos le implantaron el rótulo de chiflada. El barranco no es muy alto. Mira las nubes, mientras se acomoda el rulo de las puntas de su bigote. Invoca a la resaca de imaginación para pensarse en set nuevo: imagina estar en Japón, él es el héroe, el que acaba de perder una batalla, pero nunca el honor. El ejercicio da resultado, su cabeza empieza a montar en aquel set del barranco la historia y ya no está en Turín, está en Okinagwa, y su esposa ya no es la loca, es una hermosa japonesita de piel marmórea, labios púrpura, kimono de seda y pelo recogido sobre la cabeza, con dos palitos sosteniendo el rodete. A la mujer la acompañan los cuatro hijos, también japonesitos. Esa es su familia, la que heredará el imperio de él, el personaje de esta nueva historia que escucha, a lo lejos, la voz metálica de los opresores y siente cerca el llanto ardiente de los oprimidos. El escritor, en personaje japonés, empuña el cuchillo, lo apunta a su vientre y el relumbrar de la hoja se apaga cuando corta su piel y se hunde, y siente que salva el honor de su casta haciéndose un harakiri. El escritor se desangra, El personaje que construyó, para esta oportunidad, también. La historia que, mentalmente, está escribiendo, se va con la sangre que no deja de manarla de la panza. El escritor, Emilio Salgari, cae al suelo y, de cara al cielo, ve como su nueva aventura se va más allá de las nubes.

martes, 24 de abril de 2012

Presentación de 2022-La Guerra del Gallo en Argentina

Ayer, lunes 23 de abril, quedó presentada mi novela 2022-la Guerra del Gallo en la Argentina. Lo que sigue será un derrotero de presentaciones por radio América (mañana miércoles), el ciclo de lecturas de Gilda Manso (miércoles 2 de Mayo en Paraguay 5163, 19hs), la Feria del Libro de Buenos Aires (domingo 6 a las 19hs) y el Festival Azabache (del 9 al 12 de Mayo). Ahí paro de contar. Sigue más, pero no quiero agobiarte. Ahora quiero hablarte de lo que pasó anoche, en el bar de FM La Tribu y con transmisión del programa "Acá no es" (que va los lunes de 20 a 21hs). La idea de hacer una presentación del libro con público, por radio, con actores invitados, una banda de rock en directo y entrevistados fue un planteo que les llevé a los amigos de Acá no es hace unos meses. Ni bien les tiré la idea, les brillaron los ojos, con ese destello que hacen nacer las aventuras. FM La Tribu (y los amigos que manejan el bar) daban el marco apropiado para la experimentación. Ellos también enloquecieron con la propuesta. Y en la noche de ayer, con el estudio montado entorno a una gran concurrencia que vibró con cada palabra, y acompañó con una energía colectiva de potencia ilimitada, los conductores dieron la señal " en el aire" y pintó el silencio de radio. La actriz María Milessi leyó las primeras líneas de la novela. La seguirían los actores Julián López y Martín Amuy. Cada uno con una interpretación potente, dándole un matiz distinto al texto. Los conductores Marcos Almada, Hernán Brignardello y Daniela Pereyra me atacaron con las primeras preguntas. Y no conformes con tenerme a mí, se metieron con el director del corto del libro, El Rusi Alejandro Millán Pastori. El distribuidor para Argentina (Carlos Marcos de Mal Pascal) zafó del interrogatorio y mandó a que su hermano (José María Marcos) leyera por él. Prefiero que vos leas lo que escribió: Buenas noches. Soy Carlos Marcos. Lo soy, aunque FM La Tribu me modifique un poco la voz, la tonalidad y la modulación en mis palabras. A lo mejor me favorezca. Una parte de mí se encuentra atrapada en este momento en una biblioteca psicoanalítica y tal vez —liberación mediante— llegue más tarde para brindar por la presentación de 2022. La guerra del gallo, de Juan Guinot. Quizás. Aún no lo sé. Otra parte de mí es Mal Pascal, quien se ocupa de llevar a las librerías el catálogo de la editorial Muerde Muertos y también este nuevo libro de Talentura. ¿Por qué distribuir 2022.La guerra del gallo, junto con los muerde muertos? Voy a dar tres razones fundamentales. Primero: porque Juan Guinot está loco. Esto es fácil de comprobar, puesto que con una rápida encuesta en este mismo auditorio, hasta la propia esposa estaría de acuerdo. Segundo: porque es un libro hijo de puta. También es fácil de comprobar si ustedes acceden a leerlo, ya que podrán expresar esta clave: “¡Qué-hijo-de-puta! ¡Qué libro hijo de puta!”. Tercero y para finalizar: porque es una venganza. Todo buen libro es una venganza. Ya sea una venganza lisa y llana contra alguien que siempre pensó que no escribiríamos un libro así tan loco e hijo de puta. Una venganza contra la posteridad, el porvenir, el pasado, el azar o la vida. Para colmo de males, este libro es la historia de una venganza, e incluso intenta ser una venganza contra el Barcelona al ser editado en Madrid. (Lamentablemente, aclaro... por cuestiones legales y aprietes de abogados, el personaje termina llamándose “Masi” y no “Messi”). Bien... como decía: todo buen libro es siempre una venganza. Y la venganza es el último estertor de la belleza. 2022. La guerra del gallo… brevemente en su librería amiga. ¡¡Pero esta noche lo compran acá, con la firma de Juan Guinot!! De tanto en tanto, desde el estudio, llegó Belladona para catar sus temazos. Y casi sin darnos cuenta, sonaron las nueve de la noche, la hora del cierre del programa. La tertulia final, fuera de aire, se extendió hasta la medianoche y mucho más, porque la alegría que tengo adentro del cuerpo, con esta presentación de "2022-La Guerra del Gallo", estoy seguro me acompañará por el resto de mi vida. Acá van algunas de las fotos que sacó Leti:

A. Einstein - Radio América, apertura que escribí para "Nobleza obliga"

Muere un científico y genio. El muerto deja un legado en la ciencia difícil de igualar. Con sus aportes se ha puesto en marcha el acelerador del conocimiento, el salto astronómico que pone a la humanidad más cerca de otros mundos. El cuerpo yace en la camilla de la morgue de la universidad, están por venir a buscarlo para incinerarlo. El Dr. Thomas aprovecha la conmoción de la noticia, que todo el mundo está pendiente de antender a la prensa y entra a la morgue con dos frascos vacíos, de esos que su esposa para envasar la mermelada. Se apura a desenroscar las tapas y cargarlos con formol. Tiene que hacerlo muy rápido, no pueden descubrirlo. El muerto, tendido sobre una camilla helada de la morgue, con los ojos cerrados y un rictus en los labios (que más bien parece una pincelada de gracias sobre la cara pálida), se despide del cerebro que va a parar adentro de los frascos. El Dr. Thomas sutura el cuero cabelludo, entreteje los pelos, tapa toda evidencia y abandona la morgue en el momento en que llega a la universidad el servicio funerario que llevará el cadáver al horno. De camino a casa, con los dos frascos apoyados sobre el asiento del acompañante, el Dr. Thomas se aferra al volante, tiene un sonrisa de oreja a oreja, mira las trazas de luz del auto sobre la ruta e imagina que con ese relumbrar se le abrirá el camino de la fama cuando desentrañe los secretos que guarda ese cerebro que acaba de robarse. Pasa muchos días metido en el ático de la casa. La mujer, que había agradecido al Señor en sus rezos íntimos el que le haya devuelto la alegría a su esposo, ahora implora en susurros a cuanto Santo se le viene a la cabeza para que “eso” que lo hace tan feliz, no lo aparte de ella. Cansada de no verle un pelo por días, decide irrumpir en el ático. Él se queda duro. En la mano derecha tiene un escarpelo, en la izquierda un trocito esponjoso, de color gris. Ella no le saca la vista de los ojos, le pregunta por qué está distante y si lo que lo hace feliz es alguna alumna de la universidad. El esposo solo dice que está trabajando en una investigación muy importante. Ella lo interrumpe y, socarrona, le increpa que no le venga con el cuento de que ahora investiga frascos de mermeladas. Thomas se violenta, la expulsa del ático y da un fuerte portazo. Al otro lado de la puerta, la escucha llorar y que habla con una amiga por teléfono. Thomas sale a toda prisa, le saca el auricular y lo cuelga en la horquilla. Le dice que no tiene otra mujer, que está por descubrir como ser un genio, que una vez que lo haga, ella entenderá y se le pasará el mal humor. Y mientras se lo dice, ella no puede quitar la vista del escarpelo filoso en la mano derecha de su marido. La voz de ella suena temerosa, le pide que se tranquilice y le asegura que no volverá a hablar del asunto. Thomas regresa al ático y termina de cortar el cerebro del genio en doscientos cuarenta partes. Los días de Thomas transcurren con una frenética lectura de cada uno de los pedacitos grises. El rostro le empieza a oscurecer, su fantasía se evapora cuando se da cuenta que no podrá desentrañar el secreto de la genialidad de ese cerebro. De a poco vuelve a reincorporarse a las rutinas de hogar, a estar menos en el ático. A su esposa la cara mustia ya no le preocupa, mucho menos qué contenían esos frascos porque, después de tanto pedirle a Dios, su Thomas ha vuelto a su lado. Varias décadas después, el propio doctor Thomas, con ochenta años de edad, y con la conciencia perforada por agujeros de gusano, se para delante de los periodistas para revelar al mundo que el cerebro el 18 de abril de 1955, ni bien había muerto el genial Albert Einstein, él se había robado el cerebro. Juan Guinot, 18 de abril del 2012

jueves, 19 de abril de 2012

jueves, 12 de abril de 2012

Lanzamiento en Argentina


Esta presentación saldrá al aire por FM La Tribu.
Si querés asistir (con entrada gratuita y un vino que se servirá entre a las 19,30hs), vas a conocer al director de cine que realizó el book trailer, al periodista y productor que quiere contarnos una gran sorpresa sobre La Guerra del Gallo y al distribuidor que va a explicar cómo hacer para hacerte llegar el libro antes que se agote.
Y esto no termina acá.
Los actores Julián López y Martín Amuy, y la actriz María Milessi, leerán fragmentos de la novela.
Y hay más.
Tocará en vivo la banda de rock Belladona.
Y todo esto, comprimido y potenciado en la transmisión del programa Acá no es conducido por Marcos Almada, Daniela Pereyra y Hernán Bringnardello.
Nos vemos el lunes 23 de abril, a las 19.30hs en el Bar de FM La Tribu, Lambaré 873, CABA.

Reseña de 2022-La Guerra del Gallo en Los Asesinos Tímidos, escrita por el escritor Nicolás Correa.


2022.LA GUERRA DEL GALLO (de Juan Guinot), por Nicolás Correa

Editorial Talentura, 2012
por Nicolás Correa

Malvinas no terminó. Juan Guinot lo demuestra en 2022: La guerra del gallo, su primera novela, donde delata que la guerra de Malvinas no terminó, tómese acaso como sutil referencia los conflictos que se suceden alrededor de las islas en el presente, y el autor, con una percepción sensible nos demuestra los efectos de una huella social a través de Masi, el heróico personaje ex no combatiente de la novela.

Masi es una crítica viviente.

Es la proyección de algo que no pudo ser, ya que nunca es llamado a pelear por la patriótica cuestión. Masi es un personaje crítico por sí mismo: de un ideal inventado, de un territorio que fue cortina de humo a los negocios de un régimen dictatorial que se caía por todas partes. Masi es la llaga de la guerra, entra perfectamente en el discurso cotidiano del ex combatiente que quedó loco por haber ido a la guerra, aunque en el texto, el personaje es todo proyección, pero es válido que entre en la idea de que los ex combatientes no tienen un lugar dentro de la vida diaria, como si habitaran una suerte de espacio indefinido entre la vida y la muerte.

Amplío: Masi no sólo es una crítica viviente.

La guerra del gallo propone, sí que propone: plantea el delirio y la superlativización de la realidad que vivieron muchos argentinos, aunque Guinot sabe contar una historia profunda, fuerte, a partir del nodo dramático que fue la guerra, y aquí su máxima y verdadera proeza literaria: no se instala en un relato, tal vez ya escuchado en otros autores. Parte desde allí, sólo para hacer pie y desplegar una imaginería potente que nos transportará en el tiempo y nos depositará en el loco, pero héroe al fin. El héroe del que no podemos dejar de enamorarnos página a página.

Y héroe que no sólo se propone liberar Malvinas, sino que aumenta su capacidad heróica y se embarca en la misión libertaria, no conquistadora, aclaración que no está demás hacer, del Peñón de Gibraltar.

2022: La guerra del gallo es una propuesta sólida que toma la realidad para ser adaptada a la imaginación y a la ironía más original. Masi, nuestro héroe, porque al fin y al cabo debemos hacernos cargo de la hermandad, es el encargado de levantar la bandera libertaria, a modo de nuevo Quijote.

miércoles, 11 de abril de 2012

El Hombre Elefante - lo escribí para Radio América (Nobleza Obliga)


Joseph nace en Inglaterra en 1862.
Al año y medio de vida, su cuerpo le otorga la patente de monstruo.
El nacimiento de sus hermanos menores hace que se lo mire menos.
La fatalidad trae un vendaval de trágicas enfermedades que, en pocos años, lo deja sin hermanos ni madre.
El pequeño deforme queda solo frente al mundo, que es para él, su monstruo. El papá no lo puede ni en figuritas, se lamenta en voz alta por qué la muerte no se llevó primero a esta bestia que tiene por hijo.
Para tenerlo lejos, lo obliga a ganarse sus monedas. El jovencito sale con un carro a vender por las calles del pueblo. Pero su físico repele, no se le acerquen ni para pedirle la hora.
“Cara fea espanta ventas”, eso le dijeron los colegas, quienes fuerzan al gremio de comerciantes callejeros para que no le renueven la licencia.
En el hogar todo cambia para peor. El padre se casa por segunda vez con una mujer que no quiere ver al vástago deforme por su casa. El padre decide echarlo a la calle.
Joseph se camufla para enfrentar al monstruo: tapa con lienzos su brazo deforme y lleno de colgajos de piel, cubre su rostro con un gran gorro par que nadie vea ese tumor que le cae desde el pómulo como una trompa, le tapa la boca y llega a tocarle el pecho.
Estamos en el cuarto final del Siglo XIX, en el continente donde el capitalismo impera con sus fórmulas económicas y dan chance a todo el mundo para encontrar su pequeño paraíso, de recompensa material, en esta tierra. A Joseph le viene lo que le toca: una feria de atracciones. Junto a la mujer barbuda, el enano negro, el indio de las agujas y el chico que ve de noche tendrá largas veladas de charla en las que les lee libros y les cuenta que su gran pasión es la literatura. Les dice que algún día él escribirá estas historias del mundo que lo aterra.
A la hora de actuar. Joseph se para delante del público. El brazo derecho de piel rugosa, cinco veces más grande que el izquierdo, sostiene su fragilidad desde el respaldo de una silla. Las carnes que le caen de la frente y boca se extienden hasta el pecho y le ensombrecen el rostro. Guarecido en esa penumbra, Joseph mira al mostruo, al que lo observa en miles de ojos espantados, al que se ríe con mil bocas de asco. Joseph mira al monstruo que se lo come, por pedacitos, desde que nació.
El monstruo que paga para verlo lo llama por su nombre artístico: El Hombre Elefante.
El Hombre Elefante murió un día como hoy, a los veintisiete años de edad, en un hospicio donde pudo escribir sus memorias y dejar para la posteridad un espejo en el cual podamos vernos.
Juan Guinot, 11/04/2012

Juan Carrá es periodista del diario El Atlántico de Mar del Plata. Editor y redactor de la sección Policiales. Amante del género negro en todas sus formas. Además, administra el blog Criminis Causa y le ha dedicado espacio a mi novela. Podés disfrutar de su pluma en: http://criminiscausa.blogspot.com.ar/2012/04/2022-la-guerra-del-gallo-de-juan-guinot.html

viernes, 6 de abril de 2012

Radio América - "Nobleza obliga", apertura del 04/04


El estampido sale desde un matorral. El trueno grave se ovilla en los tallos verdes de esos yuyos de puntas desflecadas. Una nube de pólvora se enrula y trenza el nido de los misterios. Por el cielo de la tardecita norteamericana pasa un bólido plateado que vuela más despacio que Superman: una bala que se dirige irremediablemente a la garganta del líder negro, apoyado en las barandas de un balcón del hotel. La primavera de esta ciudad florece tragedia: el líder de los negros ha muerto.Un joven, raterito conocido por todos, camina casi al trote a contra corriente de los manifestantes y curiosos que van a ver qué pasa con el muerto.
Al día siguiente, la mata de pastos es rasurada de cuajo por una máquina de cuchillas filosas. El viento se lleva los pedacitos de hierba con su secreto a cuesta.
Mientras Norteamérica llora la pérdida de él y los nuevos muertos de las manifestaciones que se expanden por todo el territorio, los que escriben los guiones de la historia, en ese país, ya han dictaminado que el rol de asesino es para ese raterito que todo el mundo vio salir de la escena del crimen. Tienen su pistola, sus huellas. Hay necesidad de encontrar un culpable, el tipo se llama Ray, es el enemigo número uno de la Unión. Lo encuentran tres meses después en un aeropuerto inglés con pasaporte falso y un tendal de gastos que su trabajito de punga pueblerino difícilmente le facilitó.
El acusado vuelve al gran país del Norte, el de la libertades, para declararse culpable, manifestación que lo exime de la pena capital. El acusado, con algunas luces en su penumbroso cerebro, había sido convencido, antes del disparo, de que era un trabajo fácil y de rápida salida del presidio, que del negro nadie se iba a acordar, que al final de cuentas a la gente, sea del color que sea, lo que le importa es comprarse una televisión o un auto, ser parte del sueño americano. El acusado ve que lo pactado no se cumple. Se traga nueve años de prisión y decide contar al mundo que él no mato al negro. Implica a otras personas que lo contrataron para estar en el lugar que estuvo el día del asesinato. El mismo hijo, veinte años después se reúne con Ray para decirle que su familia cree en que es el perejil puesto por los que en realidad mataron a su padre. Dos años después Ray moría en prisión y la verdad salió a la luz cuando denunciaron un complot financiado por agentes del gobierno y la mafia para asesinar al líder negro. El cabecilla de esa conspiración fue encarcelado.
Pero el dolor se respira con pólvora, todavía en el Gran País del Norte. La herida de esa bala que salió del matorral, ese penancho de hierbas ahora inexistente, desde donde se ejecutó la sentencia de muerte, un día como hoy, de Martin Luther King.
Juan Guinot, 4 de abril de 2012

lunes, 2 de abril de 2012

Entre Vidas publica la nota que me hizo

LUNES 2 DE ABRIL DE 2012

Juan Guinot: “La génesis del protagonista es bastante autobiográfica”

Entrevista de Mauro Yakimiuk


Cuando tenía 13 años, el escritor Juan Guinot se fue a anotar a la Municipalidad de Mercedes para pelear en la Guerra de Malvinas, por su edad no lo llamaron pero esa pequeña anécdota fue una de las imágenes disparadoras que tuvo para escribir su primera novela publicada llamada “2022 – La guerra del gallo”. Masi, el protagonista de la historia y un ex no-combatiente, tiene mucho del autor ya que algunas de las situaciones que aparecen a lo largo del libro han pasado realmente. La publicación se editó con muy buenas críticas en España y a fines de abril llegará a la Argentina, previa presentación, que según Guinot, será muy interesante.


¿Por qué le pusiste “2022 - La guerra del gallo” a tu primera novela publicada?
Esta novela tiene que ver con la Guerra de Malvinas. La historia comienza el 2 de abril de 1982 y el desenlace es cuarenta años después de la guerra. Por eso lo de 2022. En cuanto a la guerra del gallo puedo contarte que el protagonista (Masi) actúa solo, es como un gallo de riña, un solitario que se las tiene que ver hasta el final, con lo puesto, con los piratas.

¿Cuál fue la imagen disparadora?
El cuarto de mi casa, en Mercedes, cerca de las seis de la mañana, del dos de abril de 1982. Mis viejos entraron enloquecidos para despertarnos y darnos la buena nueva: habíamos recuperado Las Islas Malvinas.
Otro hito que dio cuerpo a la historia es que me fui a anotar a la Municipalidad de Mercedes para pelear en la guerra. Tenía 13 años. Por suerte, nunca me llamaron.

¿Por qué elegiste a un ex no-combatiente para protagonizar la historia?
Porque empecé a desarrollar la idea a la inversa de mi resolución sobre la no convocatoria a la guerra. Lo que ocurrió, en realidad, es que comprendí que haberme anotado fue una locura. Ni bien terminada la guerra nos fuimos enterando mucho más de lo que se contaba oficialmente. Tomé conciencia que la guerra es una porquería y ser parte de eso un desastre. Durante muchos años pensé en que locura me había metido cuando vivía la guerra como si fuese un campeonato de fútbol, con pasión irracional, y que, subido a ese tren delirante, podría haber matado y, tal vez, muerto.
Para el personaje de la novela diseñé a Masi, un pibe que se queda con las ganas de pelear, un ex no-combatiente. Es una especie de Rambo, pero sin experiencia de combate, que está en la guarida esperando que lo vengan a buscar para enfrentar a los piratas.

¿Con qué obstáculos te encontraste al tener que escribir una novela tan inverosímil?
Supongo que el obstáculo más grande fue el tiempo en que llevé esta herida. La Guerra de Malvinas fue algo muy traumatizante, doloroso. La guerra es la peor expresión de la especie humana. En el 2004 empecé a esbozar algo y al año tenía escrita la novela. Durante ese lapso pude meterme con mis miedos y trabajarnos en una novela de humor y drama. Creo que el humor permitió que salga lo me hiere.

¿Tenés algo de Masi, el protagonista?
Si mucho. La génesis del protagonista es bastante autobiográfica.

Su odio hacia lo ingleses lo lleva al punto de quemar discos de Kiss y de Queen, y hasta pelearse sin ningún motivo. ¿Cómo nace el sentimiento patriota en él?
Durante la guerra se prohibió escuchar música en inglés. En las radios todo era tango, folklore y rock progresivo. Hasta en el mundial de España los relatores no podían mencionar a los jugadores de fútbol inglés. Lo sajón era diabólico. Lo increíble fue que meses antes de la guerra había venido Queen, todos estábamos enloquecidos con eso. Y, de golpe, te dicen que son el demonio y los odié con toda mi alma. La sustitución de importaciones musicales, hizo que reaparecieran el compre nacional del rock progresivo que, por ese mismo Proceso Militar, había sido prohibido. Bien, toda una locura de los tiempos en que me tocó pasar la infancia. Mirá, los mismos milicos que nos tenían encerrados en casa, hablando en códigos secretos para que no te chupen como el vecino, ahora nos llevaban al primer lugar del mundo. Lo hacían con una guerra como unos años antes lo habían hecho con el mundial. Me crié en ese ambiente ¡Cómo no voy a hacer una novela delirante!



¿Cómo trabajaste la riqueza del lenguaje que utilizas a lo largo de la novela? ¿El utilizar un vocabulario complejo fue una de las ideas iniciales para contar lo que se iba desarrollando?
Decidí contarlo de esta manera, sin mayor estrategia. En plural, los narradores omniscientes nos cuentan la historia, parecen ser varios camarógrafos que nos mandan las imágenes de este Masi. No fue fácil seguirle las andadas al héroe y mostrar sus registros delirantes.

¿Cómo definirías a Masi?
Un pibe idealista, con la fantasía de un niño, que se encuentra sobre la bisagra que lo pondrá de cara a la adolescencia. Entonces tiene que trabajar el dolor por la pérdida de la vida infantil para enfrentar el ataque de la vida adulta que ya está encima de él. La Guerra de Malvinas lo pesca en ese momento. Cree que será un adulto en la práctica si cumple su ilusión guerrera. Cuando eso se cae, se desploma su mundo ilusorio.

Su locura crece tras la muerte de su padre…
Si, por esto que te decía del mundo imaginario, el que él creería la guerra iba transformarlo en hombre, un guerrero (un proceso parecido al de los primitivos que los mandaban a cazar y pelear cuando dejaban de ser chicos). La muerte del padre lo engancha en el tránsito turbulento de superar sus conflictos y potencia su raye, termina de definirlo para el lado de la locura.


¿Te basaste en alguien para crear a su abuela Eulápida?
Cuando era chico (estimo 8 años) mi abuela paterna me regaló un patito. Lo crié con amor. El pato, en semanas, “se vino” enorme, cuando yo llegaba de la escuela el pato me venía a buscar con un vuelo rasante, las puntas de las alas tocaban las paredes del pasillo del patio. El pato cagaba por todos lados, en casa incomodaba la mascota. Mi abuela se ofreció llevarlo a su casa, tenía un gallinero. Accedí. A los días volví de la escuela. Era mediodía. En casa mis viejos trabajaban en el negocio y nos cocinábamos el almuerzo. Ese día abrí la heladera. Había una olla, olía a escabeche. La abrí y me dí cuenta que era mi pato. Mi abuela me lo había mandado adentro de una olla. Imaginate el quilombo que armé. Mi abuela era de esas que mataban las gallinas con un palo de escoba y de la filosofía de que todo bicho que camina va a parar a la cocina. Para sumarle un condimento, como no me habían bautizado, mi abuela decía que yo era un animalito. Imagiante el cagazo que me daba cuando me invitaba a la casa y ni te cuento a dormir. Sé que era una mujer buena, pero yo la ubiqué en la de personaje de terror, mi monstruo, yo le tenía mucho miedo, la sentía como una amenaza.

A lo largo del libro uno se va encontrando con varias situaciones delirantes y muy graciosas, más allá que tenga mucho de ciencia ficción, ¿por momentos buscabas hacer reír?
Yo me creo lo que escribo. Me cago de risa, si es de reír y lloro si la cosa se pone difícil. Vivo lo que escribo. Lo leo en voz alta, hago las voces. Siempre digo que la matriz de mi escritura está en los juego de la niñez. Hago lo mismo que hacía cuando jugaba con soldaditos, animalitos y aviones. Cuando me cortaban en medio del juego, me re calentaba, hasta lloraba. Te confieso que hoy, en medio de la escritura, si alguien me saca del transe feliz de estar metido en la historia, me pasa lo mismo.

El prólogo lo hizo el escritor Carlos Salem, ¿qué importancia tuvo en la publicación del libro?
Carlos Salem conoce novelas mías (manuscritos). Siempre creyó en que 2022-la Guerra del Gallo iba a ser la primera de las novelas que me publicarían. Cuando la editorial Talentura (España) me contacta, le envío tres propuestas de novelas y ellos optaron por ésta. Además, el editor (Mariano Vega) decidió no españolizarla. Carlos (un argeñol en Madrid) le echó a la novela una mirada muy valiosa. Carlos es un escritor talentoso, en Europa le está yendo muy bien y es por su obra (y su persona). Que se haya sentado conmigo para darle una revisión final a la novela fue una experiencia que le agradeceré eternamente.

¿Con qué se va a encontrar la gente que lea “2022 – La guerra del gallo”?
Con una historia con mucho ritmo, que lo hará reír y hacer piantar algún lagrimón.
Ojalá que también le permita al lector un proceso reflexivo sobre lo inhumano de la guerra y el interés para saber qué pasó en Malvinas, y como estamos tratando (el Estado y cada uno de nosotros) a los ex-combatientes (de las islas y del continente) que fueron a dar la vida. Y, también, pensar en las formas de colonización que hoy (y en el futuro inmediato) nos tienen en la mira: los medios audiovisuales y el consumo masivo.

¿Cómo te está yendo en España y cuándo se lanzará en Argentina?
En España se lanzó en diciembre del 2011. Acompañé el lanzamiento y las primeras reseñas fueron muy buenas. También es fuerte lo que sucede con el lector, el que se toma unos minutos para contarte qué le pasó o disparó leer la novela. En Argentina se lanza sobre el 23 de abril. Ni bien el distribuidor local (Malpascal) reciba los libros, confirmamos todo. Prefiero mantener el misterio, pero tenemos planeado una presentación muy interesante.


¿En qué estás trabajando actualmente?
Estoy trabajando en una novela policial. Es la historia de dos funcionarios (inspectores) de la AFIP que están a poco de jubilarse (los van a jubilar por adelantado). Se van a replantear la vida en un momento en que la vida muestra todos los signos del final. No faltará el delirio, los toques fantásticos y los guiños a la ciencia ficción.

¿Qué objetivos te planteas como escritor?
Escribir, leer y vivir mucho. La fórmula que me enseñó (y enseña) mi maestro Alberto Laiseca.

La Guerra del Gallo en diario Clarín - 02/04/12

A treinta años de Malvinas, libros nuevos y viejos para contar la guerra
Las obras de ficción sobre el conflicto bélico proliferan como nunca antes.


POR JULIÁN LÓPEZ - Especial para Clarín


Leer y escribir la guerra. Pilotos argentinos leen instrucciones durante la guerra de 1982.
Etiquetado como:Malvinas
Respecto a la guerra de Malvinas, la literatura argentina tiene un hito fundamental y fundacional, medible entre el 11 y el 17 de junio de 1982, que son los días que Rodolfo E. Fogwill tardó en escribir Los Pichiciegos .

Primera y urgentísima voz sobre el conflicto que terminó con la dictadura más sangrienta de nuestra historia, Fogwill entierra su pluma en las trincheras de turba húmeda y helada, y deja un testimonio visionario sobre los combatientes, como criaturas que recrean el mito griego de la joven Perséfone, raptada por Hades y obligada a vivir en el inframundo.

Pero estas perséfones autóctonas fueron sepultadas por el poder de facto en una guerra demencial y armadas con elementos de combate miserables. Cuesta creer que el mismo Fogwill no haya sido uno de esos jóvenes entumecidos por el miedo.

La novela está narrada por los protagonistas menores del conflicto: los últimos soldados en el escalafón, y cuenta la batalla contra el frío, la mezquindad y la tortura en el último tramo de la guerra, hasta la rendición de los altos mandos argentinos.

Es cierto que la ficción es un recurso que da cuenta de los conflictos de una comunidad, sin embargo, y tal vez por ser una de las heridas moralmente más purulentas, no fueron muchos los relatos sobre la contienda que Argentina mantuvo con Inglaterra en el otoño de 1982.

Más allá de la novela mencionada y de la monumental Las islas de Carlos Gamerro -editada en 1998 y llevada al teatro por Alejandro Tantanián en 2011- que cuenta el derrotero narcótico de un excombatiente en un continuo que incluye la lucha armada de los 70, la represión, la misma guerra y la debacle neoliberal de los 90, la potencia silenciadora del trauma parece haber acallado las voces hasta ahora. Pasados ya 30 años, y a resguardo del lema que dice que el tiempo cicatriza las heridas, nuestras bibliotecas comienzan a poblarse de títulos que nos interpelan.

En 2011 Guillermo Orsi publicó Segunda vida (Norma), una novela cuyo protagonista es un excombatiente para el que la guerra no terminó y la emprende armado y con socios contra bancos y joyerías. En Las otras islas , una antología de relatos que acaba de publicar Alfaguara con las firmas de Liliana Bodoc y Pablo de Santis entre otros, se instala algo que puede servir como una clave para comprender la marca social que dejó la guerra: la identidad del excombatiente es absoluta y arrasa con cualquier otra subjetividad posible.

Si algo puede leerse en la literatura que sangra por la herida de Malvinas, es que los chicos de la guerra son para siempre ex combatientes.

En su Trasfondo (Adriana Hidalgo), Patricia Ratto ficcionaliza su investigación sobre la participación en la guerra del submarino ARA San Luis: con fallas en los motores y en los torpedos y ajenos a lo que pasaba afuera, la tripulación tuvo que enfrentarse a la armada británica. En La balsa de Malvina (Suma de letras), Fabiana Daversa le da voz a la hija de uno de esos conscriptos, al que la sociedad dio la espalda; la joven inicia un viaje hacia un pasado que se extiende hasta el siglo XIX y se promete volver a las islas cuando sus calles se llamen San Martín, Bolívar, Ayacucho. Silvia Plager y Elsa Fraga Vidal escribieron Malvinas, la ilusión y la pérdida (Sudamericana), una novela sobre la historia de amor entre María Sáez y Luis Vernet, últimos gobernadores argentinos en las islas.

En este abundante panorama literario destacan las novelas de Federico Lorenz, Montoneros o la ballena blanca ( Tusquets),y 2022, La guerra del gallo (Talentura Libros). En la primera, la contraofensiva montonera de 1978 y la guerra de Malvinas son representadas en paralelo, como gestas militares preñadas de derrota. En la segunda, publicada en España a finales de 2011 y próxima a editarse acá, Juan Guinot pone como protagonista un ex no combatiente -por ser demasiado joven no pudo pelear en el Atlántico Sur- que se embarca en una desopilante carrera contra el imperialismo ingles. Una novela que ironiza sobre la megalomanía que llevó a nuestro país a uno de los eventos más crueles de su historia.

Si querés ir a Clarín: http://www.revistaenie.clarin.com/ideas/libros-sobre-las-Malvinas_0_674932684.html