sábado, 3 de octubre de 2009

En el interior en "54 semanas" (España) de Erik Molgora

El fotógrafo Erik Molgora (España) invita a escritores a sumar palabra a fotos que él envía para que el escritor construya un texto. Esta semana ha salido mi texto "En el interior".
El blog "54 Semanas" ha reclutado el talento de Selva Almada, Andrés Neuman, Juan Pablo Meneses, Marcelo Guerrieri, Sebastián Pandolfelli, Juan Terranova, Alfonso Armada, Montague Kobbe, entre otros. Los invito a entrar el blog para disfrutar de la unión de postales y textos, todo un logro de Erik Molgora http://erikmolgora.blogspot.com/
Nos dice Erik: "En este blog se suman dos potencias: la palabra y la imagen. A partir de una fotografía, y durante 54 semanas, igual cantidad de autores han sido convocados a escribir un relato que complete la estampa. Un álbum de fotos más otro de relatos. Esto es, un álbum de postales"


















En el interior

Ni lo intentes, no me va a conmover tu llanto, no desaproveches la reserva nectarina del saco lacrimal, sé lo que sigue: será una mirada lívida. Luego, el quiebre gradual de las rodillas, las palmas de las manos te esconderán el rostro, las convulsiones ondearán tus pechos y buscarás el tutor de un pared para caer en cámara lenta como si fueses un trozo de manteca deslizándose sobre la sartén incandescente. Una vez desparramada en el suelo, aguardarás por verte en el espejo bruñido de unas botas. Te aferrarás a esa pierna y los sensores de tus conductos auditivos oirán el viento de la primavera de tu nuevo protector. Entonces, recobrarás el tallo firme, las yemas brotarán colores de estación y el protector libará en ti jugos de su propia boca.
¿No es eso lo que piensas hacer? ¿No es eso lo que dice el protocolo? Ahórrate el número, lo conozco tanto como a la punta de mis dedos que lo han escrito.
He venido por ti, acaso ¿no te has dado cuenta que has hecho un giro de noventa grados sin que te llame? ¿Sabes por qué? Porque reconoces la sensibilidad de estas manos que te moldearon, reconoces a tu padre, al Creador.

Tú me has llamado y por eso te encontré. Estás muy cambiada. No eras así cuando birlaste el código de seguridad y aprovechaste aquella señal, la de ese
aeropuerto en el que me pescó el retraso de la partida de la nave a causa de la tormenta de desechos espaciales. Es como si lo estuviese viendo: los pasajeros en la sala de pre-embarque rezaban mientras una lluvia iridiscente rasgaba la opacidad de la noche. No sé qué me pasó, el espectáculo era increíble, bellísimo: las caras de pánico y ese cielo nacarado del otro lado de los cristales me perdieron. Entonces huiste por el cobertizo de la maraña de redes, pillaste el sendero que se desintegra con cada paso y te perdí. Así de simple viene el dolor, con una partida inesperada.

No eras así, eras plana, eras un proyecto embrionario, eras el principio de algo fabuloso. Eso, amiga, eso que era plano, que era mi creación, eso salió de mi pantalla y debo recuperarlo. Eso está dentro de ti, tú me has llamado, lo hiciste en esta nota de la revista del domingo pasado y el cronista tuvo la amabilidad (supongo que con tu seductora sugerencia) de colocarla como título: “Lo importante está en el interior”.
Bien, aquí me tienes, he venido por lo que me pertenece. Siento de veras que deba desconectarte, siento de veras que deba llevarme tu interior y que, para siempre, se pierda del exterior de tu cuerpo.